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Foto del escritorCésar R. Espinel

A la diosa Venus la llaman Luciferina

Hace varios años que ocurre esto, y la situación de enclaustramiento en la que nos encontramos actualmente hace que los casos se multipliquen. Me refiero a que hay personas en las redes sociales que se dedican a publicar posts sobre cuestiones espirituales y/o religiosas de una manera poco rigurosa. En la mayoría de los casos son publicaciones que buscan el clickbait fácil, recurriendo a menudo al Diablo o a la conspiranoia más elemental. Estos días lo estamos viendo mucho, sin ir más lejos, ayer vi una que decía que el COVID-19 era un castigo primero a los chinos y luego al mundo por permitir el aborto (no es la primera vez que leo esta barbaridad), y el texto terminaba diciendo "no es lo mismo oír hablar sobre el diablo que verlo venir de frente, ¿verdad?" Hasta ahora he estado ignorando este tipo de publicaciones, y seguiré haciéndolo. Silencio a las personas que las escriben o que las comparten y tan tranquilo, cada quien con lo suyo y con su conciencia. Pero hay otro tipo de publicaciones que parece que lo que buscan es "informar". Y lo pongo entre comillas porque, aunque el planteamiento y el desarrollo del texto tiene visos de querer transmitir un conocimiento, el conocimiento que transmite es, en el mejor de los casos, inexacto, cuando no completamente erróneo. Y hay una página, a la que llamaré RO, que parece estar obsesionada con que todo cuanto nos rodea es satánico y demoníaco. Desde nuestras fiestas populares hasta el mismo Papa, pasando por todo lo que os podáis imaginar. Todo es satánico y, según ella, hay un complot de las altas esferas para que no nos demos cuenta de ello y vivamos en una continua adoración de Satán sin saberlo. Estas publicaciones me hacen gracia (que cada quién piense lo que quiera), pero he descubierto que algunos de sus textos son un material que podría comentar en mis publicaciones. Así que, a modo de prueba, a eso me he dedicado hoy: os pongo el texto de RO y más abajo lo comentamos. Si os gusta me lo decís y publicaré más cosas en este formato. Primero, el texto original. Dice:


<< El término "viernes" de "Viernes santo", como el desafortunado “viernes 13" se volvieron adicionalmente consolidados por medio de la diosa arcaica Freya/Venus/Astarte, y es hoy en día familiar como el símbolo satánico demoníaco cristiano, o la estrella de cinco puntas del rosario, del "Pentagrama" de Venus/Astarte, integral con el aniversario de la crucifixión de Jesús. El tentáculo, también siendo atestado por mucho tiempo por astrónomos Mesolíticos, que igualmente pintan el mismo patrón geométrico de rosario dibujado por Venus cada ocho años alrededor del Sol en nuestro cielo nocturno. Los romanos antiguos se refirieron a los cultos Estelares de Venus como "Lucifer" el portador de luz, o la estrella de la mañana que anuncia el diario nacimiento y muerte del divino Sol de Aurora, la diosa del sol de la mañana. En Fenicia, Venus era conocida como "Shaher", y la estrella de la tarde, "Shalem", nacida de Asherah en su aspecto de útero, como Helel "el Abismo". VENUS = LUCICER = LA ESTRELLA DE LA MAÑANA. Platón llamaba a Venus, Aster. “Aster, una vez como Estrella de la Mañana, da luz en la vida que se vierte. Ahora, muriendo, como la Estrella de la Tarde, brilla entre los Muertos". Nuestro modismo de costumbre para "Infierno" también provino de acá, aunque solamente por demonización, siguiendo con la diosa teutónica “Hel” en Escandinavia, en el siglo 7." >>

Esta es una de las imágenes que acompaña a la publicación. Vayamos por partes. Empieza diciendo que la palabra "Viernes" se consolida por las diosas Freya, Venus y Astarté. Efectivamente, "viernes" proviene de la expresión latina veneris dies, es decir, "día de Venus". Sin embargo, la asociación que hace el artículo de Venus con Freya y Astarté es inexacto. Aunque tanto Freya (nórdica) como Astarté (fenicia-cananea) son consideradas diosas del amor, su rango de actuación va mucho más allá que la Venus romana. También son deidades de la guerra, de la muerte y de la naturaleza salvaje. Por eso a Freya, por ejemplo, se la ha identificado mucho más con diosas como Durga, Cibeles o Ereshkigal; mientras que Astarté es el nombre con el que los habitantes de la tierra de Canaán identificaron a la Isthar sumeria, a la Inanna acadio-asirio-babilónica y a la Astarot israelita. Cuando los griegos se asentaron en Oriente Próximo durante la época helenística (del siglo IV a.C. al siglo I d.C.) identificaron a esta diosa con Afrodita y con Deméter, siendo una divinidad femenina mixta. Pero esto no tiene gran importancia. El texto continúa alegando que la palabra viernes es hoy "familiar como el símbolo satánico demoníaco cristiano, la estrella de cinco puntas del rosario, el pentagrama de Venus (...)". Supongo que se refiere a esto:

El famoso pentáculo, pentagrama o estrella de cinco puntas. Si hay un símbolo que ha tenido mala fama, es este. Todo por el dichoso Eliphas Levi y su Dogma y Ritual de la Alta Magia (1854), que convirtió un símbolo del Sagrado Femenino en uno asociado a su Baphomet, especialmente en su variante invertida. El primer uso conocido de este símbolo está asociado a las diosas del amor, la vida y la muerte, puesto que esta es la forma que describe el curso del planeta Venus alrededor del Sol, como bien indica el texto. Pero también es un símbolo de la diosa Higía (salud) usado por los pitagóricos, del Adam Kadmón de los cabalistas, el hombre perfeccionado; e incluso ha sido utilizado por la Iglesia para representar las cinco yagas de Cristo. Sin embargo, desde el siglo XIX, este símbolo raramente es conocido entre el gran público con algún significado diferente al que el que le otorgó Levi en su obra (aunque tampoco él lo concibió como lo entendemos ahora). En cualquier caso, tal significado no es, in stricto sensu, "satánico".

El satanismo (y por tanto, lo "satánico") no aparece hasta el año 1966, con la fundación de la Iglesia de Satán por parte de Anton Szandor LaVey. El símbolo del pentáculo no es, a priori, un "símbolo satánico demoníaco cristiano" como dice RO. Al menos, no tiene por qué serlo: ningún símbolo por sí solo acapara uno solo de sus significados y excluye los demás si no está enmarcado en un contexto. Seguimos. Habla también de la estrella de cinco puntas del rosario... que a ver, no es que yo sea un gran entendido en rosarios, pero no conozco ninguno que tenga una estrella de cinco puntas. El rosario, diseñado por la Orden de San Benito, cuenta con una sarta de cuentas unidas en sus extremos normalmente por una cruz. Aún en el curioso caso de que algún rosario sustituyese la cruz por el pentáculo, éste haría referencia a las cinco yagas de Cristo. Sugerir que la estrella de cinco puntas en un rosario es un símbolo satánico es, simplemente, erróneo. Sigue hablando del "tentáculo" (entiendo que se refiere al pentáculo) como algo ya atestado por astrónomos mesolíticos. Sin embargo, según las excavaciones arqueológicas, esto no es plausible: en el Mesolítico (hace unos 12.000 años) los seres humanos eran nómadas, y el interés por las astronomía surge por primera vez en los asentamientos del Neolítico en Oriente Próximo (hace unos 9.000 años). Pero bueno, este detalle tampoco es de gran importancia, porque que no haya pruebas de la existencia anterior de la astronomía no quiere decir que en efecto no existiera.


Vamos al plato fuerte del texto. La tesis que plantea es que, puesto que los romanos se referían a Venus como Lucifer, la estrella de la mañana (stella matutina), tanto el planeta Venus como el día Viernes se refieren al diablo. Este es un salto muy grande, y hay que aclarar muchas cosas. En primer lugar, Lucifer existe mucho antes de ser considerado el Diablo. En la astrología romana, en efecto, Lucifer (de lux, "luz" y fero, "llevar", el portador de la luz), era el dios que acompañaba a la diosa Aurora y se identificaba con el brillo del planeta Venus al amanecer, puesto que en la antigüedad no contaban con los medios para distinguir una estrella de un planeta. El equivalente griego del romano Lucifer era el dios Fósforo, también compañero de la diosa Eos. Por lo tanto, Fósforo/Lucifer en el mundo clásico eran los dioses que traían la luz de un nuevo día. La tradición religiosa griega y romana amplió simbólicamente este significando, convirtiéndoles también en dioses del conocimiento, aquellos que traían la luz, la iluminación que produce la adquisición de la sabiduría. Pero entonces, ¿cómo acabó Lucifer asociado con el Diablo?


Una vez más, y como casi siempre, se debe a una traducción y a una interpretación, en este caso cristiana. La primera aparición de este supuesto "Lucifer" se da en Isaías 14:12-14, que reza: "¡Cómo caíste del cielo, oh, Lucero, hijo de la Aurora!" Bien, lo primero, no olvidemos que "lucero" significa "estrella", y que aparece este término tanto en este pasaje de Isaías como en 2 Pedro 1:19. La Septuaginta tradujo como Heosphoros la palabra hebrea helel empleada por Isaías. El texto original dice: "Cómo has caído, Helel (Lucero), hijo de Shahar (Aurora)". Ese "Heosphoros" fue traducido al latín como "Lucifer" en la Vulgata de San Jerónimo. Heosforos (o Héspero en castellano) es identificado en la tradición clásica con el lucero de la tarde o vespertino, junto con su hermano Fósforo. Esta concepción de dos deidades distintas para lo que en realidad era un mismo cuerpo celeste (el planeta Venus) demuestra que eran considerados dos realidades distintas. Sólo en tiempos tardíos se identificó como el mismo cuerpo celeste, y ya entonces fue asociado a la Afrodita griega o a la Venus romana. Sin embargo es curioso, pues ya los astrónomos babilónicos habían descubierto que era el mismo cuerpo celeste e identificaron el planeta con su diosa de la fertilidad, la guerra y la muerte: Ishtar. Volviendo al helel en el hebreo original, esta palabra significa "brillante", "luminoso" o "lucero". No tiene nada que ver con "abismo", como pretende la publicación de RO, que lo vincula con el hell inglés, el Infierno. De ahí la mención en la última línea del texto a la diosa Hel o Hela de la tradición nórdica. En efecto, la palabra hell proviene del nombre de esta diosa y del reino que gobernaba, Helheim, pero no era en nada como el Infierno del cristianismo. Era simplemente el lugar al que iban las almas de aquellos que no habían muerto en batalla, algo más cercano al Irkalla babilónico o al Sheol judío. El helel hebreo viene del verbo hâlal ("brillar", "emitir luz"), término empleado antiguamente para referirse al planeta Venus (que, al alcanzar su brillo máximo, es 7 veces más luminoso que Sirio).


El pasaje de Isaías 14 va dirigido contra un rey de Babilonia, que se consideraba a sí mismo como un dios, y el profeta le echa en cara que ha sido arrojado de las alturas (de su poder y su trono) y que ahora se encuentra en el Sheol (el reino de la muerte de la tradición judía), despojado de su poder y de su gloria, pues ha muerto. Esta asociación de estrella brillante-rey de Babilonia está perfectamente justificada, ya que el orgullo del gobernante le habría llevado a compararse con tal astro. El pasaje de Isaías es ante todo una lección de humildad para los poderosos, que cuando mueren pierden su poder. No hay ninguna referencia a Lucifer, personaje completamente extraño al judaísmo. No estoy diciendo que el Diablo no exista en el judaísmo, ojo. Tenemos ahí al Satán ("adversario", "oponente") del libro de Job, pero son personajes distintos: para el judaísmo todo lo que existe está supeditado a Dios, también la maldad. El cristianismo, en cambio, verá a este Satán-Lucifer como el adversario de Dios mismo, como una fuerza opuesta a la de Él. Esta noción tiene su origen en el mazdeísmo, donde el principio del Bien (llamado Spenta Mainyu) se opone en una lucha eterna al Mal (denominado Angra Mainyu), pero ambas realidades son manifestaciones del dios único Ahura Mazda. El tema del Mal y del Diablo es muy amplio e interesante, y va más allá del interés de este artículo, pero si os interesa podemos hacer una cosa:


Después de las vacaciones de Semana Santa tengo que tratar en clase el tema del Mal y del Diablo, tanto en la mitología occidental como en la oriental. Si continuamos en este estado de confinamiento, os ofrezco la posibilidad de recibir la clase online para poder verla en vuestra casa. Si os interesa, no tenéis más que escribirme a ultreia.espinel@gmail.com y os informo de cómo hacerlo.


Quisiera terminar con un cuadro que resuma todo lo que hemos hablado en este artículo:


ISHTAR --> los babilónicos la identifican con el planeta Venus al amanecer y al atardecer


HELEL --> el "lucero" que aparece en el pasaje de Isaías 14. Se refiere al rey de Babilonia


HÉSPERO --> junto con su hermano Fósforo, son los luceros de la tarde y de la mañana respectivamente en la tradición griega. Acompañan a Eos (la aurora) y a Nix (la noche). Es la palabra en griego empleada por la Septuaginta para traducir el original hebreo helel del pasaje de Isaías


LUCIFER --> dios romano identificado con Fósforo y, más tarde, también con Héspero. Es el acompañante de Aurora, el equivalente romano de Eos. Considerado en ciertos entornos como el dios del conocimiento, es el término latino que utiliza San Jerónimo en su Vulgata para traducir el griego heosphoros (Héspero) de Isaías que aparece en la Septuaginta. A partir de este momento, la tradición cristiana empezará a hablar de Lucifer no como un título del rey de Babilonia sino como un ángel caído que se convertirá en el Diablo, Satán, ambos plenamente asociados a finales del siglo I (Apocalipsis 12:9)


De manera que sí, el planeta Venus fue llamado Lucifer, pero esa expresión no tenía ninguna relación con el Diablo cristiano, pues el nombre "Lucifer" es muy anterior. Incluso el propio cristianismo desvincula la expresión "la estrella de la mañana" de Satán/Lucifer en el versículo recogido en Apocalipsis 22:16, donde la asocia a Cristo. Dice: "Yo, Jesús, he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias. Yo soy la raíz y el linaje de David, la estrella resplandeciente de la mañana". El cristianismo no será la única religión que haga eso: al dios Shu le llamaban los egipcios "estrella de la mañana", y uno de los títulos del mexica Quetzalcóatl es Tlahuizcalpentecuhtli, literalmente "El Señor de la Casa del Amanecer". Incluso una tradición budista afirma que Siddhatta Gotama alcanzó el estado de Buda un 8 de diciembre al amanecer, cuando sus ojos vieron al lucero del alba ("el que trae la luz", es decir, la iluminación). Por lo tanto, el planteamiento Viernes = Venus = Lucifer = Diablo es enormemente reduccionista, perdiéndose por el camino una gran cantidad de información e interesantes simbolismos.


Como he dicho al principio, no es la única vez que veo esto, en los últimos años hay todo un movimiento que busca símbolos demoníacos donde no los hay. Ignoro el por qué, pero creo que es nuestro trabajo, el de las personas que nos dedicamos a estudiar la tradición espiritual de la humanidad, el analizar todo esto y trabajar sobre ello. Porque, siendo una rama del conocimiento que ya está bastante denostada, el clikbait y las conspiranoias no le hacen ningún favor. No es una cuestión de fe, que es algo personal y que cada quien crea en lo que quiera, sino que el texto presenta un planteamiento revestido con un manto de rigor histórico. Y hemos podido ver que no todo el texto es así.


Tenemos el deber, creo, de ir más allá. Muchas gracias por leer. Ultreia!


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2 Comments


Ulises Silva
Ulises Silva
Dec 08, 2021

Define por favor "yagas"


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antoni.carne18
antoni.carne18
Mar 31, 2020

Como siempre, César me han parecido fantásticas todas tus aclaraciones y me encanta ir conectado, a través de tu aportación, todos esto elementos que, siendo simbólicos, también están presentes en nuestra vida cotidiana. A parte de esto, y tal como yo lo siento, creo que es inevitable que existan muchas publicaciones sin el mínimo rigor... también en el campo de la 'espiritualidad' es habitual. Yo, al final, llegó a la conclusión de que no vale la pena dedicar esfuerzo y energía a 'desmentir' sus inexactitudes o, directamente, falsedades... sino que siempre es más provechoso centrarse en construir nuestra aportación sin reparar en otros... gracias por, gracias a ti en este caso, poder comprender -con rigor y claridad- tantas cosas interesantes…

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