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Foto del escritorCésar R. Espinel

El (doble) Pantocrátor del Sinaí

Esta imagen es una de la más famosas del mundo, especialmente dentro de la iglesia oriental. Se trata del Pantocrátor de Santa Catalina, también llamado del Sinaí por encontrarse el monasterio de Santa Catalina en esa región de Egipto.

El Pantocrátor fue una representación de Cristo muy difundida, sobre todo durante los primeros siglos del periodo medieval. Son imágenes que presentan a Cristo como el rey del universo, muchas veces rodeado de elementos espirituales, como la mandorla mística, el Tetramorfos o las Escrituras. Esta obra en concreto, realizada mediante la técnica encáustica, está fechada en torno el siglo VI y es, si no la más antigua, de las más antiguas representaciones de un Pantocrátor de la que se tiene constancia. En esencia es un icono religioso, un tipo de arte de raíces greco-bizantinas cuya influencia puede notarse a lo largo de toda la historia del arte cristiano ortodoxo, como la famosa Virgen de Vladímir. Sin embargo hay algo que llama la atención, algo que mirando el rostro de este Cristo nos genera un pequeño cortocircuito en la mente: la figura no es simétrica. Salta a simple vista que las dos partes del rostro son diferentes, ¿pero por qué?


Un siglo antes, concretamente en el año 451, se había celebrado el Concilio de Calcedonia. Y en dicho concilio se configuró la doctrina de la doble naturaleza de Jesús. Allí se llegó al acuerdo de que Cristo era a la vez plenamente humano y plenamente divino, una idea que perduraría hasta hoy. De este modo, un siglo después, encontramos una perfecta y sutil representación de esta doble naturaleza. Si partimos la figura por la mitad y colocamos cada una de las partes en espejo, el resultado es el siguiente: las dos naturalezas de Cristo, la mundana y la trascendental.


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