Enso es la palabra japonesa que significa "círculo" y que, en el budismo zen, representa al mismo tiempo la elegancia, la fuerza y el universo. En la práctica caligráfica, el enso nunca se cierra. Esa incompletitud del círculo es considerada la excelencia de la imperfección, la negación de lo perfecto que genera el equilibrio
En las civilizaciones ancestrales los símbolos eran sumamente importantes, ya que funcionaban como vehículos para comunicar mensajes a nivel consciente y subconsciente. Se pueden entender los símbolos como una especie de portales a través de los cuales accedemos a nuevas esferas del Conocimiento y nos permiten obtener la sabiduría para relacionarnos con Ello. Y uno de los símbolos más importantes en todas las civilizaciones del mundo ha sido el círculo. Pero precisamente por ser tan común y corriente, a la par que sencillo, lo pasamos por alto y no valoramos la importancia que tiene. Hagamos un breve ejercicio mental para entender por qué era (y es) tan importante. Imagina que tienes ante ti una hoja en blanco infinitamente grande. No alcanzas a ver dónde comienza y dónde acaba. Es un universo de posibilidades incalculables. Aún no existen figuras, tamaños, formas o colores. Es la potencialidad del todo y a la vez, la nada. Y en ese vacío dibujas un círculo, una de las primeras formas que vieron los primeros homínidos caracterizados con el pensamiento simbólico, en el sol o en la luna. Ahora ese círculo que has dibujado en tu mente es una primera manifestación de la realidad. Lo que ha quedado dentro de él representa toda la Creación, o bien, todo lo que puede existir en potencia. Simboliza las posibilidades infinitas de todo lo que es y todo lo que puede llegar a ser: se ha generado la dualidad. Puedes haber dibujado un círculo pequeño, o uno muy grande. Puede que lo hayas dibujado de color negro, o de otro color, o que hayas mezclado colores para realizarlo. Lo verdaderamente importante es que has generado la dualidad: ahora existe lo que está dentro del círculo y lo que está fuera. Hay una división y, a partir de ahí, se puede empezar a crear.
Reconstrucción virtual de Stonehenge
Como no tiene principio ni fin, el círculo se ha asociado frecuentemente a lo Absoluto, a lo trascendente, al Principio Supremo, al Cielo, a Dios. A la divinidad que, siendo todas las posibilidades infinitas, se convierte en un ser viviente. El Libro de los Veinticuatro Filósofos, anónimo del siglo XII - aunque ya en la misma Edad Media se atribuyó su autoría a Hermes Trismegisto - dice en su famosa Sentencia II que Dios es "un círculo infinito cuyo centro está en todos lados y cuya circunferencia no está en ninguna parte". Al representar a Dios, el círculo simboliza también tanto la plenitud como el vacío. El todo y la nada, porque todo lo que ha quedado fuera del círculo representa aquello que está fuera de la Creación, no forma parte de este universo y está fuera de las fronteras del tiempo y el espacio. Es decir, hay un rompimiento entre el universo de posibilidades infinitas y lo que nunca va a existir. Dentro del círculo todo puede suceder, es la perfecta potencialidad. Fuera de él, en cambio, no hay nada.
Kate Silberberg, fundadora de The Mesa Creative Arts Center, tocando el tambor en una Rueda de Medicina de los nativos americanos lakota en Ocean City, en Nueva Jersey
En muchas tradiciones ancestrales, el círculo es el símbolo que representa el Universo. Simboliza la perfección, la totalidad, la eternidad y el movimiento cíclico. Es la figura primordial de la Geometría Sagrada y de los mandalas. En el budismo zen existe el enso, que ya hemos mencionado arriba. Los practicantes pintan el enso como parte de su preparación espiritual. Le llaman a esta práctica hitsuzendo. De acuerdo a esta tradición, practicar el hitsuzendo enseña al espíritu la doble dimensión de todo lo que existe. Cuando lo pintan incompleto significa que el Universo permite el movimiento y la evolución, evoca la belleza que existe en la imperfección y en el perfeccionamiento de todas las cosas. Es decir, el esforzarse para perfeccionar algo tiene una belleza propia, digna de admirarse. Cuando pintan el círculo completo, representa la perfección alcanzada. Es la terminación de algo o la culminación de un ciclo.
Las tradiciones helenística y romana tomaron de la cultura fenicia la figura del dios llamado Eón, el cual se relaciona con la eternidad. Tradicionalmente Eón era representado con un círculo, el cual contiene dentro el universo entero y las doce constelaciones del Zodíaco. El tiempo de Eón es infinito, no tiene ni principio ni fin, a diferencia del tiempo que gobierna Crono (el cronológico), el cual es horizontal y lineal y se divide entre el pasado, presente y futuro. ¿Y cómo se establece la relación entre el tiempo circular de Aión y el lineal de Cronos? Con el vertical de Kairós. Este dios es el representante del tiempo sagrado, aquel que puede conseguir que la eternidad se experimente en medio del tiempo cronológico.
Eón o Aión, dios de la eternidad, está en el interior de un círculo decorado con los emblemas del Zodíaco. A sus pies se encuentran la diosa romana Tellus y cuatro niños a su alrededor que representan las estaciones. Mosaico romano del siglo III conservado en la Gliptoteca de Múnich, en Alemania
Muy interesante... de hecho... el círculo no tiene principio ni fin... posiblemente el primer símbolo de lo infinito en el universo de lo finito. Gracias.