La Mano Sabazia, realizada en bronce y fechada en época romana (siglo I), es un elemento característico de la religión mistérica del dios Sabazio o, más conocido en su forma castellanizada, Sabacio. A este dios se le consideraba hijo de la diosa madre Cibeles, y era una divinidad redentora de origen tracio (región europea de los Balcanes formada por las actuales Bulgaria, Grecia y Turquía), cuyo culto penetró en Grecia a finales del siglo V a.C. a través de Frigia, siguiendo las rutas de caravanas de comerciantes. Durante el siglo IV a. C. se afianza su culto, y durante el helenismo alcanza su máxima expansión, llegando hasta Roma en el siglo II a.C. a través de las colonias griegas de la Magna Grecia (Italia), aunque con una incidencia minoritaria, que no puede compararse a la de otros dioses orientales. Por ello, los testimonios escritos o físicos de Sabazios son relativamente escasos. En Grecia su genealogía cambió y se convirtió en descendiente de Zeus y Perséfone, diosa del inframundo, ya que era un dios que salvaba las almas de sus fieles. Asimismo fue asimilado a distintos dioses: a Dionisos, en tanto que dios agrario y de éxtasis; a Hermes, por ser la divinidad que conducía a las almas hacia el Hades; y a Zeus, cuyo rayo Sabazios también manejaba. Este dios, aparentemente cabeza de una religión monoteísta, fue asociado por los romanos con Baco/Dionisio y con Júpiter. Incluso los judíos habitantes de Asia Menor desde el 200 a.C. deportados allí por Antíoco el Grande lo asociaron con su dios YHWH, como demuestra la similitud fonética, en griego, entre el término tracio Sabazio y el epíteto para el dios de los judíos Adonai Sebaoth, "el Señor de los Ejércitos". He encontrado también referencias a la misma similitud fonética con la del día de la semana Shabat, sagrado para los judíos, pero a este respecto tengo mis dudas. La religión sabazia era un monoteísmo con un fuerte componente místico, y el mito y el culto mistérico de Sabacio hunden sus raíces en el subsuelo telúrico. Lo demuestra su condición de dios de la vegetación así como el empleo de tierra, de salvado y de una serpiente en el rito iniciático, trazos de una prehistoria religiosa totémica vinculada con la agricultura. El culto a Sabazios era mistérico y se practicaba de noche. El conocimiento y revelación del dios estaban reservados a los iniciados que, según parece, eran cubiertos con tierra, para ser desenterrados posteriormente en alusión a la resurrección. La serpiente, símbolo del poder de las profundidades y del propio dios, podía haber jugado un importante papel en el ritual, asociada a diversos cultos mistéricos. Según parece, la iniciación en los misterios y ritos de Sabazios aseguraba una rica vida de ultratumba, a la que se accedía a través de un juicio final. Sabazios se configura como un dios de la luz y de las tinieblas, de la vida y de la muerte, santo y salvador, dador de vida eterna.
La pieza que nos ocupa es un exvoto que representa una mano derecha, de tamaño algo menor que el natural. La mano presenta los dedos gordo, índice y corazón extendidos, y los anular y meñique plegados sobre la palma, en la posición clásica de la bendición latina. Sobre el extremo del dedo gordo aparece una protuberancia de forma más o menos redondeada que corresponde a una piña. Una serpiente recorre el dorso de la mano hasta la unión de los dedos anular y meñique, desde donde se elevan exentas la parte superior del cuerpo y la cabeza, que describen un trazado sinuoso y ascendente. La cabeza, barbada, presenta la boca abierta y dentada. Sobre la base del dedo índice se sienta un personaje barbado en altorrelieve, al que faltan el brazo derecho y el izquierdo desde la mitad del antebrazo. Viste túnica corta, ceñida en la cintura, que llega hasta por encima de las rodillas, calzón largo y gorro frigio. Los pies descansan sobre una cabeza de carnero en altorrelieve. La superficie de la mano aparece cubierta de otros motivos en relieve, algunos de los cuales se pueden identificar. En la palma, un cuchillo, un bípode o ara flameante y una figura femenina recostada con un niño en brazos dentro de una cueva. A la izquierda, una jarra dispuesta sobre una mesa y a la derecha, un ánfora de grandes asas, sobre cuya boca hay un objeto puntiagudo, quizás una tapadera. En el dorso, un arbusto de tronco curvo, del que salen varias ramas a la izquierda y a la derecha, con pequeños frutos redondeados; un lagarto; un palo o bastón recto; una rana; un escarabajo; un caduceo y otros objetos no identificados.
La localización y excavación de esta Mano se realizó en el curso de las actuaciones arqueológicas de urgencia para el proyecto de Ampliación de la Dársena de Escombreras en Cartagena entre los años 1997 y 2002. Se documentaron y extrajeron miles de materiales arqueológicos procedentes de diversos naufragios de mercantes de época romana, identificándose seis pecios: cinco romanos fechados entre los siglos III a.C. y VI d.C. y uno medieval datado entre los siglos XII y XIII. La Mano en concreto, hallada el 27 de agosto de 2001, formaba parte del cargamento del pecio Escombreras 4, barco procedente de la Bética que se hundió a finales del siglo I d.C. cuando transportaba, con destino a Carthago Nova, grandes cantidades de vino en ánforas y un lote más reducido de ánforas de aceite. El pecio Escombreras 4 frecuentaría las líneas del tráfico bético hacia Italia y los puertos de la Narbonense que enlazaban con el limes, por lo que existían posibilidades de contacto con círculos sabazistas. Pinedo Reyes y Alonso Campoy (2003) señalan que la presencia de esta pieza en un barco en trayecto del Estrecho a Carthago Nova concuerda con el ambiente costero de otros hallazgos de objetos sabazios en Hispania como las dos manos sabazias del Museo Arqueológico Nacional, procedentes de la colección del Marqués de Salamanca. Asimismo, concluyen que la difusión del culto por el extremo Occidente se llevó a cabo exclusivamente a través de las líneas marítimas de altura.
Este exvoto se utilizaba como estandarte en las procesiones y ritos dedicados al dios Sabacio y además se le atribuía el poder de proteger a las mujeres en el parto, por lo que no es de extrañar la representación, en la base de la mano, de una mujer amamantando a un niño dentro de una cueva. Esto sería una referencia también al carácter ctónico y fecundador del dios. La serpiente es el símbolo de la renovación anual de la vida. La cabeza de carnero, el cuchillo y el ara llameante aluden al sacrificio ritual. Estas ceremonias de sacrificio incluirían el consumo comunitario de vino, de ahí la presencia del ánfora y de la jarra. La piña es un símbolo de regeneración muy frecuente en ambientes funerarios romanos y representa el poder regenerador del dios. Sin embargo, el arbusto que se encuentra junto al ánfora no resulta fácil de identificar. Puede tratarse de una vid, motivo frecuente en la iconografía sabazia, que daba lugar a actos litúrgicos en cierta medida semejantes a los existentes en el cristianismo posterior, puesto que incluían procesiones, purificaciones catárticas y consumo de vino.... lo que podría explicar también la presencia del par de címbalos o instrumentos musicales similares. El lagarto, muy frecuente en ambientes funerarios, renace en primavera después de permanecer oculto durante el invierno, como la serpiente. Es un símbolo ctónico y regenerador que se utilizaba también con sentido apotropaico, es decir, que aleja el mal e invoca el bien. El mismo efecto se produce con la rana, compartido con el posible escarabajo, de gran poder protector en el antiguo Egipto. El caduceo de Hermes-Mercurio participa en la iconografía sabazia en su calidad de conductor de almas en el tránsito de la muerte.
Junto con otros cultos mistéricos como los de Mitra o Isis, el de Sabazios representa esas primeras aceptaciones del henoteísmo (semi-politeísta) o monoteísmo que culminará con la aceptación global del cristianismo. En el occidente romano el culto a Sabazios no llegó a alcanzar nunca los niveles de institucionalización de Oriente y los Balcanes, donde existieron diversos templos de Sabazios que contaban con sacerdotes, esclavos e incluso palomares y árboles sagrados. Existen dos tipos de exvotos conocidos relacionados con esta divinidad: por un lado, relieves con la imagen y el nombre del dios (menos habituales) y, por otro, pequeñas esculturas con forma de mano en actitud de bendecir, en las que se incluyen diversos elementos iconográficos como los que acabamos de comentar. En este último caso se conocen manos votivas de Sabazios, fechadas en el siglo I a.C. como el Busto de Sabazios coronado con una cesta de frutas, procedente de Pompeya y la Mano votiva de Sabazios, procedente de Herculano, ambos conservados en el Museo Arqueológico Nacional de Nápoles; la Mano votiva de Sabazios del Museo Arqueológico Nacional de Florencia y la del Museo Nacional Romano de las Termas de Diocleciano, procedente de Isola Farnese (Roma), de los siglos II-III d.C.
En las inscripciones griegas y latinas, Sabazios aparece engrandecido con los adjetivos "santo", "invencible" o "grande", y la designación de su divinidad. Y lo interesante de este personaje divino es su asociación entre el culto primitivo agrario numinoso con las aspiraciones escatológicas. Entre las pinturas e inscripciones que se han conservado de su culto y su cosmovisión del Más Allá (algunas notables en las catacumbas de Pretextato, en la Vi Apia romana) aparecen elementos como el alma que es llevada al otro mundo, un juicio divino, la introducción entre los elegidos por una suerte de «ángel bueno», el banquete de los bienaventurados... Si nos resultan familiares es porque son temas de influjo judeo-cristiano.
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