El Samsara es un término que se ha puesto de moda de un tiempo a esta parte, cuando Oriente ha vuelto a tender la mano a la crisis espiritual que vive Occidente. El Samsara es el ciclo de vida, muerte y encarnación (nacimiento, en el caso del budismo) en las grandes tradiciones dhármicas del mundo. Esta palabra deriva del sánscrito samsari que significa "fluir junto", "pasar por distintos estados" o "vagabundear". Pero claro, la idea de la reencarnación no es exclusiva de Oriente: los pitagóricos, órficos y otros filósofos griegos concibieron la metempsicosis. Pero no estamos hoy aquí para hablar de la transmigración de las almas sino de los 6 reinos en los que se concebía dividido el Samsara según las tradiciones budistas (no así las del resto de tradiciones dhármicas). Si no se ha alcanzado el Nibbana, la criatura está condenada a nacer en uno de los 6 reinos, los cuales son:
1. NARAKA, o Reino del Infierno. Es el reino del sufrimiento, a donde van los seres que se han dejado dirigir por sus instintos, especialmente la ira y el odio. Pero hay una diferencia fundamental entre este infierno y el de otras concepciones religiosas: los habitantes de este Reino no permanecen allí para siempre. Es, como todos los demás, un estado temporal de existencia, que se puede abandonar a condición de que el atman libere todo el karma negativo. Este Reino está habitado por seres agresivos que han perdido cualquier noción de por qué odian o a quién están dañando. Se trata de un territorio de la conciencia completamente desordenado, en el que los sentimientos conflictivos se dirigen tanto hacia los demás como hacia uno mismo. Este estado produce sensaciones de ahogo, claustrofobia e incluso dolor autoinflingido. Es un lugar donde los seres no pueden pararse ni buscar sosiego. Sin duda, el Naraka es el peor de los reinos/estados de conciencia del Samsara.
2. TIRYAG-YONI, o Reino de los Animales. Lugar cimentado en la estupidez y los prejuicios, es el reino que habitan todas las criaturas no-humanas del planeta. Por norma general, los seres humanos miran y tratan a los animales con el mismo sentimiento de superioridad que experimentan los devas hacia los asuras. La mentalidad animal es directa y sincera, pero carece de toda sutileza y, por ello, se considera poco inteligente. Acepta las condiciones tal y como le son dadas, sin intentar realizar ningún cambio en ellas. Cuando hay un obstáculo, la mentalidad de los habitantes de este reino les empuja a seguir a delante, sin preocuparse de si ese esfuerzo es útil o de las consecuencias del mismo. Es un reino en el que se siguen, obedientes, las normas establecidas por la comunidad, sin pensamiento crítico.
3. PRETA, o Reino de los Espíritus Hambrientos. Un estado regido por la avaricia, por el afán de poseer, basado en los deseos no satisfechos. Quienes habitan este reino se denominan "espíritus" o "fantasmas" hambrientos porque son incapaces de disfrutar de la comida o de la bebida. No importa cuánto ni qué coman o beban, no importa cuánto se alimenten, ellos siempre quieren más. De hecho, en las iconografías se les suele representar con largos cuellos, símbolo de su insatisfacción constante. Es el reino del consumismo y de la desmesura, un mundo en el que sus habitantes siempre se sienten miserables, pues siempre tienen la sensación de que les falta algo para llegar a ser lo que les gustaría. Y este sentimiento de insatisfacción constante genera identidades y comportamientos egoístas y acaparadores.
4. MANUSYA, o Reino de los Humanos. Basado en el deseo y el apego, la pasión y la duda, este es el reino en el que habitamos las personas y se considera uno de los mejores, ya que ofrece numerosas posibilidades favorables para el Despertar. Es un mundo muy ocupado y perturbado: sus habitantes son conscientes de todos los reinos que hay encima y debajo de ellos y, sin duda, añora los placeres del reino de los devas e incluso del de los asuras. Y ahí es cuando surge el deseo (tanha, en pali), pues se desarrolla un sentimiento de carencia y de anhelo. En este reino se genera además una atención parcial, pues el individuo cree tener una personalidad propia, lo que le lleva a juzgar y criticar a aquellas personas que son diferentes a él, o a tomar a otras como modelos... pero también es el único de los 6 reinos donde se puede alcanzar la liberación, pues son los únicos seres que pueden seguir el Noble Camino.
5. ASURALOKA, o Reino de los Asuras. Caracterizado por la envidia, es un mundo guiado por los celos, la batalla y la extrema racionalización del mundo. Los asuras viven una vida mucho más placentera que los humanos, pero envidian el divino estado de gracia de los devas, quienes les consideran seres inferiores. Los habitantes de este reino se dejan llevar por el ego, la fuerza y la violencia, siempre buscando una excusa para entrar en guerras y conflictos, están enfadados con todo el mundo y son incapaces de mantener la calma o solventar sus problemas de forma pacífica. Este reino se fundamenta en la paranoia, en la sensación de que todo el mundo es nuestro enemigo y que por ese motivo conviene estar en guardia. Es un lugar militarizado, basado en la mentalidad del guerrero. Los asuras creen que todo tiene una parte oculta, aún cuando todo está claro, por lo que es un mundo lleno de sospechas y conspiraciones.
6. SUARGÁ, o Reino de los Devas. Es un lugar dotado de felicidad y orgullo, y sus habitantes son tan maravillosos que recuerdan a los dioses de otras tradiciones religiosas, pero con importantes diferencias: los habitantes del Suargá no son ni omnipotentes ni omniscientes ni inmortales. Habitan este reino en el que disfrutan de numerosos placeres como recompensa a sus buenas acciones de vidas anteriores, pero están tan sujetos al Dharma, al karma y al Samsara como todos los demás seres vivientes. Este reino se fundamenta en el ego, en la noción de que hay un "yo" y en el condicionamiento mental generado por este pensamiento. Un mundo donde se alternan la esperanza y el miedo, donde se persigue el éxito y se huye del fracaso. Mientras haya éxito, este reino será un lugar agradable en el que el placer está más que garantizado, pero la carga del posible fracaso hace que la dicha nunca sea completa.
Y hasta aquí los 6 reinos del Samsara, una cosmovisión fascinante que se entiende mucho mejor vista en conjunto con el temario dedicado al Más Allá que damos en El relato mitológico de Oriente al que podéis asistir después de Semana Santa (para saber cómo, podéis escribir a orientacion@philippusthuban.com). Se dice que el propio Siddhattha Gotama, el Buda, cuando alcanzó el Despertar fue plenamente consciente de sus vidas anteriores y de su paso por los 6 reinos. Quién sabe... Lo que sí sabemos es que, aunque hay reinos mejores para renacer que otros, en ninguno de ellos se está libre de la Rueda del Samsara y por eso, cuando Gotama estaba a punto de convertirse en el Buda, incluso los mismos devas descendieron del cielo a mirar, pues ellos también deseaban conocer el Camino que les llevaría finalmente al Nibbana, aquello que los hindúes ya habían bautizado como moksa: "liberación".
Y tú, ¿en qué reino vives?
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