top of page
Foto del escritorCésar R. Espinel

Los mudras en el cristianismo

a petición de Maricarmen Navarro


Fue en una clase de El relato mitológico de Oriente donde vimos someramente los significados de algunos mudras, los gestos realizados con las manos tan típicos de las tradiciones dhármicas. La pregunta de Maricarmen es pertinente porque en las sesiones en Zoom que celebramos a finales de marzo de 2020 sobre el simbolismo de la cruz en el arte (y que podéis encontrar en mi canal de Youtube), yo comenté con motivo de una iconografía del siglo VI que originalmente la forma de rezar de los cristianos era extendiendo las manos al cielo, y que sólo con el paso del tiempo pasamos a juntar las manos tal y como se hace actualmente. A Maricarmen este movimiento de manos le recordó a los mudras del yoga, y me dijo que le había sorprendido encontrarlos también en representaciones cristianas, y que si podía comentarlo. Es un tema interesante, así que como tengo esta sección de vox populi donde hablo de temas planteados por vosotros, es una muy buena ocasión para hablar de ello esta semana. Pretendo ser breve, no os preocupéis. Es importante remarcar que, in stricto sensu, sólo se puede hablar de mudras en el marco del hinduismo y en el budismo, y que cada mudra tiene beneficios particulares para el practicante. Aunque los mudras son muy frecuentes en las iconografías orientales de dioses y budas, también los practicantes de las escuelas de yoga utilizan los mudras. Sin embargo, en el caso de los gestos manuales dentro del cristianismo, estos sólo aparecen profusamente en las iconografías de los primeros siglos. A medida que fue evolucionando el arte cristiano en Occidente se dejaron de emplear estos gestos de las manos progresivamente, pero hoy en día se puede ver también en algunas obras. Sin embargo, actualmente se pueden encontrar frecuentemente en los iconos de las religiones cristianas de Oriente.


Se suele plantear que el cristianismo es el resultado del encuentro del mundo judío con la sociedad helenística del Imperio romano en los primeros siglos de nuestra era. Y en la Antigüedad, tanto los griegos como los romanos habían desarrollado y establecido un sistema de gestos manuales que utilizaban los oradores al dar sus discursos, ya fuera en el ágora, en el senado o dando clase, en todas sus intervenciones, ya fueran públicas o privadas. Este sistema de gestos con las manos se denomina quironomia (del griego kheir, "mano", y nomos, "regla" o "ley") y hay constancia de su existencia desde el siglo V a.e.c.

Los cinco gestos principales utilizados por los oradores de la Antigüedad clásica. La primera imagen ubicada a la izquierda de la figura, en la que se tocan los dedos pulgar y corazón, la vemos frecuentemente en los iconos: es el gesto que utilizaban los oradores para comenzar el exordio, la primera parte del discurso con la que se buscaba llamar y atraer la atención de los oyentes sobre el tema que se iba a tratar


Puesto que el gesto del exordio era empleado para llamar la atención de la audiencia antes de empezar a hablar, no es de extrañar que los artistas cristianos de los primeros tiempos lo utilizaran para representar a Jesucristo (que es el logos encarnado y primer predicador del Evangelio) así como a los santos y ángeles (que son portadores de la palabra de Dios). Este gesto se asocia tradicionalmente a Jesús presentándole como orador, ya que para la tradición cristiana él es quien tiene, más que nadie, algo importante que decir. Pero también tiene otro significado, y con una ligera variación: en lugar de juntarse el pulgar y el corazón, lo que une es el pulgar y el anular. Esto se debe a que con esa posición de la mano, sus dedos buscan formar las letras "IC XC", una abreviatura ampliamente utilizada del nombre de Jesús en griego que es, transliterado al alfabeto latino, IesouS XristoS. En la tradición de los iconos ortodoxos griegos es habitual tomar la primera y la última letra del nombre para representar el nombre completo, por lo que quedaría en este caso "IS XS". Sin embargo, en el griego koiné alejandrino y en el bizantino, la grafía que se empleaba para la sigma (S) era C. De hecho, en el alfabeto cirílico actual, la grafía C tiene un valor de S.






Por lo tanto, cuando Jesús aparece representado con esta mano, en realidad está presentando su nombre a partir de esas cuatro letras, el "Nombre sobre los Nombres". La importancia que reviste el nombre de Jesús para el cristianismo aparece ya en Filipenses 2:10, donde se nos dice: "En el nombre de Jesús, toda rodilla se doblará, de los que están en el cielo, y en la tierra y debajo de la tierra."


Sin embargo, no es sólo eso. Los tres dedos levantados representan también la Trinidad, mientras que los dedos que se tocan son un símbolo de la Unidad de Dios. También el número dos es un número ctónico, mientras que el tres es un número celeste: el conjunto de tres-dos dedos, en cualquiera de sus variantes, hace referencia también a la doble naturaleza de Jesús, dios y hombre. Esos dedos que se tocan también son una representación del misterio de la Encarnación.


Aunque éste es quizá el gesto que más llama la atención, también encontramos a Jesús con la mano derecha levantada y los dedos índice y corazón señalando hacia arriba. Aunque los oradores utilizaban este gesto para expresar sorpresa, los sacerdotes romanos y el propio emperador como Sumo Pontífice lo utilizaban para bendecir, que es el significado que ha perdurado. Pero claro, hay muchos más.

Listado de gestos utilizado para reforzar discursos retóricos, asociados a las letras del alfabeto para su fácil memorización. Grabado contenido en la Chirologia del médico y filósofo natural John Bulwer (1644)


"Una mano saliendo de una nube fue una forma primitiva de representar a la primera persona de la Trinidad. La mano que golpeó a Cristo es uno de los instrumentos de la Pasión (...) Una mano dando dinero se refiere al pago de Judas. El lavatorio de las manos, de la acción de Pilatos después del proceso de Cristo, se convirtió en símbolo de inocencia. Por eso un joven lavándose las manos representa la inocencia personificada. (...) Las manos cubiertas por un velo en presencia de Cristo, son señal de respeto - antigua costumbre oriental-" escribe James May en su Diccionario de temas y símbolos artísticos (1996). El simbolismo de las manos es inmenso y, para la teología cristiana, cada dedo tenía un significado. Walter Sorell, en su Storia della danza: arte, cultura, società (1994), afirma que "en el catolicismo el pulgar debido a su obvia dominación en la mano denota la persona del Todopoderoso, de la Divinidad; el segundo dedo, el Espíritu Santo, que procede del Padre y del Hijo; el tercer dedo o medio, por ser más largo que los demás, se relaciona con Cristo y la salvación. El anular y el meñique denotan la naturaleza doble de Cristo. El cuarto dedo manifiesta la naturaleza divina y el meñique la humana."


La imposición de manos simboliza la transmisión de favores, generalmente de carácter espiritual. El gesto de darse la mano tiene un valor mágico cuando se realiza entre la divinidad y el gobernante, pues con él se transmite la naturaleza divina. Dios como Maiestas Domini, Juez y Salvador del mundo, extiende su mano derecha para bendecir; o en los tímpanos románicos, con su mano derecha acepta a los justos y con su izquierda rechaza a los pecadores. En su iconografía como Cristo triunfante extiende ambas manos mostrando sus yagas, mientras que como Varón de Dolores señala el quinto estigma en su costado.

Cristo Triunfante en el monasterio de Santa María la Real en Aguilar de Campoo, Palencia (c. siglo XI)


En resumen: si bien la simbología de las manos tiene una larga trayectoria en Occidente y Oriente, en las tradiciones dhármicas significa una cosa y en las abrahámicas otra. Por el momento, no hay ninguna prueba que nos permita afirmar que la iconografía oriental de la estatuaria del siglo VI a.C. pasó al Próximo Oriente y al Imperio romano hasta influir en los oradores del mundo clásico y en la iconografía cristiana más de un siglo después. No obstante, si alguien que lea este artículo tiene información fidedigna que demuestre que así es, por favor que la comparta y la añadiré al artículo. Ahora bien, aunque no haya una influencia directa, una cosa sí es necesaria aclarar.


Cuando los artistas pintan los iconos, los cuadros o los frescos, utilizan las manos de los ángeles, de los santos, de la Virgen o de Jesús para expresar una conexión con lo divino. Esos gestos establecen una conexión entre lo relativo y lo Absoluto, entre lo finito y lo Inconmensurable, entre el hombre y Dios. Las posiciones de los dedos de los popes ortodoxos o de los curas latinos al tomar el cáliz buscan encontrar esa conexión entre lo divino y lo humano. Las tentaciones que pasó Jesús en el desierto (en un monte donde, por cierto, hoy se levanta un monasterio ortodoxo plagado de iconos) son equivalentes a las tentaciones que resistió Siddhata Gotama antes de convertirse en Budabajo la higuera. Uno lo superó para convertirse en uno con Dios, el otro lo hizo para alcanzar la Iluminación. Tanto da. Porque, al igual que cada dedo tiene una lectura en el cristianismo, también la tiene en el hinduismo y el budismo. Así, el dedo gordo representa la cabeza, lo divino, el pensamiento, el fuego y la palabra. El dedo índice representa lo individual, el yo inferior, la autoridad personal. El dedo medio representa, claro, el corazón, el vacío y los ojos. El dedo anular es la boca, el cuerpo físico y la tierra, mientras que el meñique representa los oídos, el escuchar, el agua y las emociones. Por supuesto, cada mudra juega con esto. Por lo tanto, aunque no es formalmente correcto denominar "mudras" a la quironomia cristiana, ambas tienen la misma finalidad: conectar. Os dejo para terminar una recopilación de algunos de los gestos manuales más frecuentes en el arte cristiano, con los créditos de Borgeano y su Blog de Arena. Muchas gracias por haberme acompañado una vez más.


Ultreia!










4891 visualizaciones3 comentarios

Entradas recientes

Ver todo

3 comentários


Fabuloso me encanta aprender cada día más 😍

Curtir

César R. Espinel
César R. Espinel
07 de mai. de 2020

El problema vino cuando dejamos de ser sacros o trascendentes. Hubo un tiempo en el que todo lo que hacíamos tenía un sentido que iba más allá de uno mismo.

Curtir

antoni.carne18
antoni.carne18
07 de mai. de 2020

Muy interesante este artículo... realmente, muchos de los gestos que, de forma espontánea nos surgen en algunos momentos especialmente importantes... contienen, de alguna manera, un lenguaje sacro o trascendente.

Curtir
bottom of page