"Me atrevo a hacer todo cuanto es digno de un hombre
Quien se atreve a más, no lo es."
Macbeth
La historia de la religión ha estado desde los orígenes de la humanidad marcada por la violencia. La semana pasada leía una noticia sobre un joven de origen checheno de 18 años que había decapitado en París a Samuel Paty, un profesor de historia de 47 años, por mostrar caricaturas de Muhammad en una clase sobre la libertad de expresión (tuvo la precaución, inútil como se ha visto, de avisar a sus alumnos musulmanes de que iba a mostrar esas caricaturas y que podían salir de clase si lo deseaban para evitar ofensas). En su cuenta de Twitter el asesino colgó una foto de su víctima con un mensaje dirigido a Emmanuel Macron, el presidente francés: "Ejecuté a uno de tus perros del infierno, que se atrevió a menospreciar a Mahoma." Poco después de subir la imagen, el joven se enfrentó a la policía cuando iban a detenerle y recibió nueve disparos que acabaron con su vida.
Por supuesto, a lo largo de esta semana, todas mis redes han estallado en comentarios sobre el islam, la libertad de expresión y todos esos temas que salen a flote cuando escuchamos una noticia terrible de este tipo. Y bueno, he leído algunas cosas que me han hecho tener que morderme la lengua para no entrar al trapo. Los que me seguís por las redes sociales ya sabéis que nunca publico nada que avive las llamas de los todólogos, aquellas personas que no importa de qué se hable, siempre tienen una opinión sobre ello. Pero esto es otra cosa, este es un espacio íntimo en el que comparto todo lo que me apetece con vosotros. Este artículo es de un tono un poco más personal, un pensamiento que quiero exteriorizar sobre el terrible asesinato de un profesor parisino por cuestiones religiosas.
Antes de nada, quiero dejar clara una cosa. Yo soy votante de Podemos, soy pro LGBT+, defensor del derecho al aborto y del derecho a la eutanasia, y en fin, creo que represento todo aquello que detesta el pensamiento conservador. Lo digo porque mis propias convicciones demarcan en gran medida la forma que tengo de actualizar la religión. Y digo "actualizar" porque si algo enseña el estudio de la religión, es que es un elemento vivo. Una parte del ser humano que convive con las sociedades y culturas según se van desarrollando a lo largo de la historia. ¿Qué significa esto? Que las religiones nacen, se transforman y mueren. Cuando pensamos en "religión" desde una mentalidad occidental solemos considerar únicamente la tradición abrahámica: judaísmo, cristianismo e islam. Pero profundizando un poco vemos que, por ejemplo, el judaísmo, más que una religión, es una forma de vida que abarca religiones judías (como hablamos en su momento aquí). Al cristianismo le pasa lo mismo, posee innumerables religiones cristianas. Y a la mayoría de los musulmanes que les digas que el islam es una religión te dirán que no, que el islam es din. Esto a nivel, digamos, microcósmico; pero si nos vamos a nivel macrocósmico un historiados de las religiones no contempla sólo todas las religiones de la tradición abrahámica (sin olvidar a los drusos, los mandeos, los bahá'is...), sino también las religiones de Oriente y todas aquellas que ya no existen: las religiones estatales de Mesopotamia, Grecia, Egipto, etc. Entonces, lo que sacamos de esto es que la misma historia de las religiones demuestra que las religiones se van desarrollando a lo largo del tiempo, y que unas se van sobreponiendo a otras, que van poco a poco desapareciendo.
¿Qué tiene que ver esto con el terrorismo islámico? Todo. El islam, como toda religión (y utilizo el término "religión" no para desdeñar din, que es el correcto, sino para emplear un término que abarque todas las manifestaciones religiosas del ser humano, del pasado y del presente y de todo el mundo), ha experimentado un desarrollo propio. No existe el mismo islam en la Francia del siglo XXI que en el Marruecos del XVII o que en la Arabia del siglo IX. Esto debería ser una obviedad, pero muchas veces se pasa por alto. Las sociedades se desarrollan y evolucionan, y las religiones lo hacen con ellas, puesto que son un producto humano. ¿Qué ocurre? Que el pensamiento conservador frecuentemente ha pretendido (no sólo en cuestiones religiosas, sino también sociales o políticas) frenar ese desarrollo porque lo considera apartarse de unos valores que se consideran los correctos o válidos. Esto es inevitable y siempre ha existido. Pero el problema radica en que esa postura conservadora a veces se radicaliza hasta llegar a la violencia e incluso, como en este caso, hasta el asesinato. Esto no se puede admitir bajo ninguna circunstancia. Ninguna. Y mucho menos en nombre de "ofensa a los sentimientos religiosos". La ofensa es connatural a la libertad de expresión, y vivir en un estado de derecho implica el derecho a expresarse y el derecho a ofenderse por esa expresión. También creo yo que es sano saber reírse de uno mismo y no tomarse la vida tan en serio, pero eso ya es mi opinión. Pero si en efecto queremos ofendernos por lo que consideramos una afrenta a los sentimientos religiosos, lo que en ningún caso se debe permitir es alentar a los fieles a vengar esas afrentas. ¿No hablamos tanto sobre la necesidad de diálogo que deben tener nuestros políticos? ¿Por qué no exigimos lo mismo a los líderes religiosos?
El argumentario que suele esgrimir el sector conservadurista extremo del islam es que sólo Dios puede crear imágenes animales y humanas, y mucho más en cuanto a figuras tan importantes en el islam como Moisés, Jesús o Muhammad. Un argumento más sutil - y simbólico - es que esa no representación de los rostros de los grandes profetas responde al hecho de que, al haber visto a Dios y recibido su Palabra, han trascendido sus límites humanos y se han convertido en instrumentos de lo divino. Dicho de otra manera, en esa recepción han trascendido su propia forma y son reflejos de lo Absoluto, y ponerle rostro a lo Absoluto puede acabar limitándolo. Por eso, en las representaciones medievales islámicas de todos estos personajes, todos ellos aparecen con el rostro cubierto por un velo blanco detrás del cual emanan llamas doradas. Pero me parece que alguien capaz de matar por ofensa a sus sentimientos religiosos es incapaz de llegar a ese nivel simbólico de lectura, aunque creo que sería el campo en el que todos podríamos movernos con cierta comodidad. Quien mata a alguien por ofensa a sus sentimientos religiosos no es digno de esos sentimientos religiosos. Si Dios te pide que mates a alguien, por el motivo que sea, no estás hablando con Dios. Y se puede, y se debe refutar a quienes matan en nombre del Dios de la vida, a quienes hacen la guerra en nombre del Dios de la paz, a quienes odian en nombre del Dios del amor y a quienes practican la crueldad en el nombre del Dios de la compasión.
¿La violencia es inherente al islam, tal y como se ve muchas veces argumentar en las redes sociales? La respuesta es un rotundo no. Vinculándolo con lo que hablábamos antes, hay personas que pretenden aplicar el islam de la Arabia del siglo VIII a la Europa del siglo XXI, y eso es simplemente desconocer en qué mundo se vive y a qué sociedad se pertenece. Estos ideales de "pureza religiosa" o "valores ancestrales" solamente tienen sentido si son correctamente aplicables a todos los tiempos y a todos los lugares. Y, malas noticias para los conservaduristas, esos valores son solamente aquellos que hablan del amor, de la libertad y de la entrega. Todo aquello que alce al ser humano sobre sí mismo y le haga alcanzar los más altos valores a los que puede aspirar. Transfigurarlo, transformarlo, convertirlo en recipiente de lo Absoluto. De verdad, hay tanta belleza en el mensaje religioso universal que genera una profunda tristeza leer noticias como esta. Para mí, las personas que cometen actos tan terribles en nombre de la fe, en este caso del islam, no son musulmanes. Y no lo son porque la raíz de la palabra islam es S-L-M, que es la misma que la del hebreo shalom: muy a menudo se traduce como "paz", pero es una paz interior, una paz familiar, una paz social y colectiva, una paz mundial y una paz cósmica. Por lo tanto, creo que una traducción más aproximada sería "armonía". Y la armonía, según la define el Diccionario de Oxford Languages, es "equilibrio, proporción y correspondencia adecuada entre las diferentes cosas de un conjunto." Ésa es la esencia de toda la tradición abrahámica: armonizar al ser humano consigo mismo, con los demás y con su entorno. Es decir, sincronizar al ser humano con lo Real. Es una meta tan bella que quitar la vida por unos dibujos de un profeta sólo consigue arrastrar por el fango toda esta maravillosa historia.
Y en fin, eso es todo lo que tengo que decir al respecto: condenar tajantemente no sólo el asesinato sino todo tipo de violencia es, o debería ser, deber de todos los que se hacen llamar maestros y guías religiosos. La libertad no se puede entender sin responsabilidad, y si tú dices que Dios te pide matar a alguien por burlarse de tu profeta, por mi parte no quiero saber nada de tu Dios.
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