Parece que estamos en mitad de un apocalipsis como nunca nos habíamos imaginado: pensábamos que éramos el pueblo elegido y hemos descubierto que somos Egipto. Cuando se empezaba a hablar del COVID-19 bromeaba con Paloma sobre hacer un programa de Rock and Talent (como algun@s sabéis, es un programa de radio en el que participo, que se emite todos los lunes de 11:00 a 12:00) dedicado a las plagas bíblicas que sufrió el país del Nilo. Al final la idea nunca cuajó, por lo que sea. No le había dado más vueltas al tema cuando hoy, ojeando Twitter, me encuentro con esto:
¡La plaga de langostas! Es lo que faltaba en España. No puedo negar que me ha hecho gracia, se nos está quedando un comienzo de 2020 precioso. Pero no tenía intención de ahondar en el asunto hasta que he visto algunos comentarios a la noticia:
Una chica, a la que llamaremos A, comenta: "Desbloqueando todas las plagas bíblicas. Espero que no lleguemos a la plaga de los primogénitos". Y otra persona, a la que llamaremos B, responde: "No sé cuál es esa". Después la misma persona, A, comenta: "Nos quedan las de las moscas, los piojos, que se mueran todas las ranas de la tierra y luego las vacas, lluvia de meteoritos, un eclipse, la muerte de los primogénitos y que se tiña de rojo el mar." Y por último otra persona, a la que llamaremos C, dice: "¿Langostas? Pero eso se come, ¿no? Pues que vengan, yo les abro la puerta de mi casa, todas pa dentro."
Como veo a estas personas un poco perdidas, aquí vengo yo a subsanar este tema gracias a la tremenda utilidad que tiene mi trabajo en tiempos de pandemia (sí, es sarcasmo). Primeramente debemos saber que el hecho de que las plagas sean diez no es casual (nada en temática religiosa lo es). Diez fueron los enunciados de Dios para crear el mundo, diez son las generaciones de Adán a Noé, diez fueron las generaciones de Noé a Abraham, diez son las plagas y diez son los Mandamientos. En Cábala, diez son las sefirot y, por lo tanto, diez son las emanaciones del Ain Sof al mundo. El número diez es el balance exacto de lo que se necesita: Dios está lo suficientemente cerca para que aquellos que le buscan le encuentren y lo suficientemente lejos como para que quienes deciden ignorarlo puedan hacerlo. Es el número necesario para que exista el libre albedrío entre los hombres.
Lo segundo que conviene saber es que en hebreo, las diez plagas son denominadas Makot Mitzrayim, derivando este último término de la raíz mitzráh, que significa "encerrar" o "comprimir". Desde esta raíz se formará también la palabra metzarím, que significa "límites" y, por lo tanto, Mitzrayim hace referencia a la restricción sin libertad de movimiento, que era el estado en el que se encontraban los israelitas en Egipto pero, también, la condición personal en la que estamos limitados por el enojo, el sufrimiento, la enfermedad, la tristeza, el miedo paralizante o tantas y tantas otras cosas que nos hacen estar fuera de nosotros mismos. Eso es el exilio (en hebreo, galut). Por lo tanto, Mitzrayim no es solamente una esclavitud física, sino ante todo mental y moral. Es el estado de las cosas que nos ancla a una realidad concreta y nos limita. Es, diría la Cábala, el dominio del cuerpo-alma (Egipto) sobre el Espíritu (Israel).
Dicho esto, la siguiente cosa que debemos saber sobre las plagas es que tienen un doble propósito: buscan liberar a los israelitas de ese estado de cosas, pero también enseñar a los egipcios (politeístas) que sólo el Dios de Abraham es el Señor del Universo. Es una jugada maestra: la esencia del politeísmo (egipcio, griego, cualquier otro) es que cada fuerza de la naturaleza tiene un dios que la controla. En Egipto se veneraba al dios Sobek (aguas), al dios Ra (sol), al dios Amón (viento), etc., etc. Las diez plagas enviadas por Dios buscaban demostrar a los egipcios que Él podía romper las leyes de la naturaleza a su antojo, pues Él es quien controla el mundo físico y no hay nada fuera de Su control. Así lo explican los rabinos. La historia de las plagas aparece recogida en el Shemot, el segundo rollo de la Torá que nosotros llamamos Éxodo. Vamos a ver el orden de las plagas y a hacer algunos comentarios sobre ellas. Acomodaos en vuestro sillón preferido y disfrutad de este viaje al horror:
I - Las aguas se convierten en sangre (Éxodo 7:14-24)
No es que las aguas del río Nilo se tiñeran de rojo, sino que se convirtieron en sangre, matando a todos los peces y llenando Egipto de un olor terrible durante siete días. Pero los sacerdotes egipcios repitieron el milagro, lo que no convenció al faraón para liberar a los israelitas.
COMENTARIO: todas las plagas están en perfecta consonancia con fenómenos naturales que ocurrían en Egipto, vinculados a la crecida anual de las aguas del Nilo. En este caso, en el mes de julio las crecidas daban a las aguas del Nilo un color rojizo al mezclarse con la tierra. También es probable que se produjera una plaga de algas rojas, produciendo ese color en las aguas. Esta plaga ocurre normalmente bajo ciertas circunstancias en los océanos (conocida como "marea roja"), pero también puede tener lugar en agua dulce, como la del Nilo. Estas algas, microscópicas, portan toxinas que pueden acumularse en los mariscos y envenenar a los animales que las consumen, lo que explicaría la muerte de los peces.
II - La plaga de las ranas (Éxodo 8:1-15)
Cuando Aarón extendió su cayado sobre las aguas del río, Egipto quedó invadido por las ranas, "que subirán y penetrarán en tu casa, en tu dormitorio, en tu lecho, en la casa de tus servidores y de tu pueblo, en tus hornos y en tus artesas. Contra ti, contra tu pueblo y contra todos tus servidores subirán las ranas." Pero en esta ocasión, también los sacerdotes pudieron imitar el milagro. Sin embargo, las miles de millares de ranas por todas partes debían dar tantísimo asco y la vida debía de ser tan imposible que el faraón llamó a Moisés y a Aarón y les prometió ir dejar a su pueblo si rogaban a Dios que retirase a las ranas al día siguiente. YHWH así lo hizo a petición de Moisés, y todas las ranas murieron "desapareciendo de las casas, de los establos y de los campos. Las reunieron en grandes montones y la tierra fue apestada." Pero el faraón, viendo que ya no había peligro, tampoco atendió a las demandas de los profetas.
COMENTARIO: cuando las aguas se retiraban en septiembre, después de la crecida, aparecían en la tierra de Egipto un gran número de ranas. Curiosamente, hay un artículo de El Español en el que menciona algunas fuentes que han hablado de un fenómeno denominado "lluvia de ranas" en tiempos recientes: el 12 de julio de 1873, la revista Scientific American publicó un informa que describía "una lluvia de ranas que oscurecía el cielo y la tierra" después de una tormenta; mientras que en 2010, la CBS habló de una gran cantidad de ranas que habían salido de golpe de un lago, posiblemente buscando alimento.
III - Los piojos. O los mosquitos. O las pulgas (Éxodo 8:16-19)
Aquí la plaga varía en función de cómo se traduzca la palabra hebrea kinim. Aunque la Biblia que yo manejo traduce este término como "mosquito", la Torá que tengo (traducida al castellano directamente del hebreo por un rabino barcelonés) lo traduce como "piojo", así que usaré esta palabra. YHWH le dice a Moisés que le diga a Aarón que golpee con su cayado la tierra para que todo el polvo se convierta en piojos, que se cebaron sobre los hombres y los animales. Los sacerdotes intentaron replicar el milagro pero, al no conseguirlo, reconocieron el dedo de Dios en esta plaga. Sin embargo, una vez más, faraón no hizo caso.
COMENTARIO: los calores excesivos de otoño, en conjunción con la humedad, traían consigo una gran cantidad de insectos. Si tenemos en cuenta que antes hemos hablado de una plaga de algas rojas y de otra de ranas, no es raro que aumente la concentración de determinados insectos. La explicación la daba Stephan Plufgmacher, climatólogo del Instituto Leibniz de Berlín, en National Geographic en 2010: "las ranas normalmente buscan insectos para alimentarse, como las moscas, y son precisamente los piojos y las pulgas, entre otros insectos, los que controlan que la población de moscas no sea excesiva."
IV - El enjambre. (Éxodo 8:20-32)
YHWH le dijo a Moisés que se presentara delante del faraón y que le dijese que, si no dejaba ir a su pueblo, asolaría la tierra de Egipto con inmensos enjambres (ahora veremos la problemática de esta palabra), pero dejaría en paz la región de Gosen, donde habitaban los israelitas. Cuando Egipto fue azotado por esta cuarta plaga, el faraón les dijo a Moisés y Aarón que fuesen y sacrificasen a su dios para que la plaga cesara. Los profetas le responden que deben ofrecer a YHWH sacrificios que los egipcios detestan, y que si los ven haciendo seguro que les lapidan. Así que el faraón les permitió ir al desierto a hacer esos sacrificios, pero les ordenó que no se alejaran mucho. Cuando pasó la plaga, el faraón "endureció su corazón" y tampoco en esta ocasión cumplió su palabra de dejar ir a los israelitas.
COMENTARIO: en hebreo a esta plaga se le denomina arov, que significa "enjambre" o "mezcla", pero el texto no especifica de qué. Tenemos esta misma palabra, por ejemplo, en Éxodo 12:38 para referirse a un grupo de personas; o también en Levítico 13:49 para referirse a la combinación de hilos necesaria para hacer telas. Por eso, dependiendo de las traducciones, las más modernas hablan de grandes enjambres de moscas, mientras que la postura tradicional defiende la cuarta plaga entendida como una mezcla de bestias salvajes como leones, osos, culebras, escorpiones, ratones, comadrejas o aves de rapiña. Una vez más, tenemos disparidad en los textos: mi Biblia traduce ese arov por "tábanos", mientras que mi Torá ni siquiera lo traduce, dejando el arov original: "Si no les permites ir, Yo haré enviar a ti, a tus siervos, a tu pueblo y a tus casas el arov en todo el ámbito de la tierra." Dejémoslo, entonces, como enjambre de moscas, si queremos. La explicación de esta plaga coincide con la de la anterior: la conjunción del calor y de la humedad atrae a una gran cantidad de moscas, mosquitos y otros insectos. Un estudio publicado en la revista Caduceus de 1996 llegó a afirmar que, a causa de la alteración del clima, lo que representó la cuarta plaga no eran más que grandes enjambres de moscas, como la mosca de los establos, un tipo de insecto cuya mordedura puede llegar a producir serias enfermedades.
V - La peste sobre el ganado (Éxodo 9:1-7)
Esta plaga aniquiló en su totalidad los ganados egipcios: caballos, asnos, camellos, bueyes y ovejas. Y, una vez más, el ganado de los israelitas no sufrió daño alguno. Aunque el faraón ordenó ir a ver si el ganado isralita había resultado ileso y lo confirmó, de nuevo, no aceptó las palabras de Moisés.
COMENTARIO: la descripción de esta plaga concuerda con la de la enfermedad conocida como peste bovina, producida por un virus y que es letal. De hecho, durante los siglos XVIII y XIX esta enfermedad arrasó con los ganados bovinos de buena parte de África y Europa, muriendo varios millones. El origen de la peste bovina, según informaba el New York Times en 2010, se encuentra en Asia, y habría llegado a Egipto a través de las primitivas rutas comerciales de hace 5.000 años, llegando a matar al 80% del ganado afectado. En 2010 se dio por erradicada esta enfermedad.
VI - Las pústulas (Éxodo 9:8-12)
Dios les dijo a Moisés y Aarón que cada uno tomase un puñado de ceniza de un horno y que lo arrojasen al aire, que se convertiría en polvo finísimo que sobre toda la tierra de Egipto produciría pústulas y tumores tanto en hombres como en animales. Los sacerdotes egipcios, también afectados, no pudieron intentar replicar el milagro ante Moisés. Pero, otra vez, el faraón endureció su corazón.
COMENTARIO: las pústulas, también traducidas como "forúnculos", "úlceras" o "sarpullidos", son una enfermedad cutánea que consiste en la aparición de protuberancias muy dolorosas en la piel, habitualmente rodeadas de un halo rojizo. Están causadas por el estafilococo áureo, una bacteria que habita en la piel de una de cada tres personas y que puede llegar a provocar infecciones. Lo que dice la ciencia respecto a la sexta plaga es que ocurrió un brote de viruela, que también causa ampollas y que pudo haber afectado a muchas personas al mismo tiempo, puesto que es una enfermedad muy contagiosa. Según parece, la viruela afectó a Egipto hace 3.000 años, pues se han encontrado cicatrices de viruela en varias momias de aquel período, incluyendo la del faraón Ramsés V.
VII - Lluvia de granizo y fuego (Éxodo 9:13-35)
Primero, YHWH avisa al faraón por medio de Moisés de que va a desencadenar "una granizada tan fuerte como no la ha habido en Egipto desde el día en que fue fundado hasta el presente", y que todo hombre y animal que no estuviera bajo techo cuando la granizada cayera, moriría por ella. Aquí el pueblo egipcio empieza a enterarse un poco de qué va la película, y hubo algunos que retiraron a su casa sus siervos y ganados, pero hubo otros que no lo hicieron. Entonces Moisés alzó su cayado hacia el cielo y Dios hizo caer truenos y granizo con fuego que destrozó la tierra, el campo, los árboles y todos los seres que no se encontraban cobijados. El faraón llamó a Moisés y a Aarón y les pidió que rogasen a Dios detener los truenos y el granizo. Así se hizo, y el corazón del faraón volvió a endurecerse.
COMENTARIOS: hace unos 3.500 años se produjo la famosa erupción volcánica de Santorini, una isla situada al norte de Creta, en el Mar Egeo, y esta erupción se ha propuesto como explicación a la plaga. Seguramente la ceniza volcánica se mezcló con las tormentas eléctricas que azotaban Egipto en ese momento, convirtiéndose en aquello que describe el texto, una suerte de tormenta de granito de fuego. Esta tesis fue planteada por Nadine von Blohm, del Instituto de Física Atmosférica de Alemania.
VIII - Las langostas (Éxodo 10:1-20)
Dios avisa al faraón de que, si sigue negándose a sus demandas, enviará "la langosta, que cubrirá la faz de la tierra y devorará lo que quedó salvo del granizo. Devorará todo árbol que crece en vuestros campos. Invadirá tus casas, las casas de tus servidores y las de todos los egipcios, cual nunca vieron tus padres, ni tus abuelos, desde que fueron sobre la tierra hasta hoy". Aquí los servidores del faraón, hartos, comienzan a increpar a su señor, pidiéndole que deje ir a los israelitas para no tener que soportar más calamidades. El faraón entonces les dijo a Moisés y a Aarón que los hombres tenían permiso para marcharse a adorar a Dios, pero que las mujeres, los niños y el ganado debían quedarse en Egipto. Moisés se negó y el faraón los echó de su presencia. Así que Moisés, con su cayado extendido sobre la tierra de Egipto, invocó un poderoso viento que traía la langosta, "que subió por toda la tierra de Egipto posándose en todo su territorio en número incontable." La plaga lo devoró todo: los pastos, los frutos de los árboles, absolutamente todo. Era tal cantidad que dice el Éxodo que la tierra de Egipto quedó oscurecida. El faraón volvió a llamar a los hermanos y les pidió perdón, a ellos y a su Dios. Moisés retiró la plaga de langostas con un nuevo viento, que las barrió a todas y las arrojó al Mar Rojo. Y de nuevo, el faraón no liberó a Israel.
COMENTARIO: ¡sí, estas son las famosas langostas de las que hablaba la noticia del 20 Minutos y que un simpático twittero se quería comer! Las langostas de las que habla el texto, amigo mío, son saltamontes. Y las plagas de langostas que habitualmente asolan África son tan brutales que, en efecto, oscurecen la tierra. ¿Quieres comértelas? Pues venga, todas para ti. Aquí tienes:
De nuevo, la explicación de esta plaga se busca en las anteriores: las cenizas expulsadas durante la erupción del volcán de Santorini habría creado las condiciones climáticas perfectas para que se produjera esta terrible plaga de langostas. Todo esto es comentado por el biólogo molecular Siro Trevisanato en su libro The Plagues of Egypt: Archeology, History and Science Look at the Bible. Personalmente, que esta cosa pueda llegar a España me parece terrorífico, porque aparte de la visión espeluznante y el asco que produce está también el ruido atronador del batir de alas. Lo dicho, que se las coma el twittero.
IX - Las Tinieblas (Éxodo 10:21-29)
En este caso no hay aviso: Dios le dice a Moisés que alce su mano hacia el cielo para que "vengan sobre la tierra de Egipto tinieblas tan espesas que se las pueda palpar". Y en efecto, durante tres días y tres noches reinó la oscuridad en la tierra de Egipto, tanto que no se veían unos a otros y nadie se movió de sus casas. Sin embargo, donde estaban los israelitas, allí había luz. El faraón dijo a Moisés y a Aarón que podían marcharse los hombres, las mujeres y los niños, pero que dejasen en Egipto los ganados. Puesto que éstos son las ofrendas para el sacrificio a YHWH y le pertenecen, Moisés tampoco aceptó estas condiciones. Entonces el faraón, enfurecido y harto, le dijo: "Retírate de aquí y guárdate bien de comparecer de nuevo ante mí, porque el día que vuelvas a ver mi rostro, morirás." Moisés respondió: "Has dicho bien, no volveré a comparecer en tu presencia". Diciendo esto, se marchó.
COMENTARIO: como vemos, la plaga de las tinieblas es algo más que el eclipse del que hablaba la twittera, puesto que las tinieblas son tan densas que se pueden palpar. La explicación para esto es doble: por una parte hay quien en efecto se inclina por un eclipse solar, ya que precisamente el 5 de marzo del 1223 a.C. se produjo un eclipse así. Por otra parte hay quien ahonda en la erupción volcánica de Santorini hace 3.500 años: la nube de ceniza (40 kilómetros de altura por 200 kilómetros de diámetro) podría haber alcanzado el delta del Nilo, sumiendo la tierra de Egipto en la oscuridad.
X - La muerte de los primogénitos (Éxodo 11:1-10, 12:29-36)
La décima y última plaga supuso la muerte de todos los primogénitos de Egipto. YHWH se dispuso a impartir el más terrible castigo en la Antigüedad: la muerte del primogénito en cada familia egipcia. A los israelitas les pidió que esa noche cenasen cordero y que marcaran con su sangre los dinteles y las jambas de sus viviendas en Gosén, y así el ángel exterminador lo vería y pasaría de largo. Como los egipcios no hicieron esto, YHWH mató al hijo primogénito de cada familia, y también el faraón perdió a su hijo. Ante esto el faraón dejó ir al pueblo de Israel, pero luego se arrepintió y, armando su ejército, salió en su busca, encontrando su final entre las aguas del Mar Rojo.
COMENTARIO: este fue el golpe más duro para Egipto y para su gobernante, el detonante que le convenció de que debía dejar marchar a los israelitas. Pero, ¿qué pudo haber causado estas muertes tan concretas? La revista Clinical Microbiology Reviews publicó un estudio en el que afirmaba que el exceso de algas rojas del que hablábamos en la primera plaga pudo haber liberado toxinas letales (las que mataron a los peces) que contaminaron el grano de trigo, volviéndolo mortal. Esto tendría sentido, ya que los primogénitos eran los primeros en recoger el grano y eran por tanto los que más expuestos estaban a las toxinas, que también se transmitían por el aire. Hay otra explicación para esta plaga que encaja con todas las demás y que está relacionada con la erupción en Santorini.
TESIS DE SANTORINI: esta se desarrolla en el documental El secreto de las diez plagas de National Geographic. En torno al 1600-1500 a.C. se produce la erupción del volcán de Santorini, que provocaría terremotos que causarían escapes de dióxido de carbono y hierro cerca del Nilo, que al contacto con el oxígenos acabaría formando hidróxido de hierro. Esto haría que las aguas se volvieran rojas, y la falta de oxígeno generada por el hidróxido de hierro haría que todos los peces murieran (primera plaga). Esto haría que las ranas salgan del agua, cosa que los peces no podían hacer (segunda plaga). La carencia de agua limpia hace que surjan los piojos y otros insectos (tercera plaga), las moscas (cuarta plaga) y y las epidemias entre los animales (quinta plaga). Por otra parte, el dióxido de carbono en el aire supuso que muchas personas entraran en un estado comatoso, reduciendo la circulación de la sangre y apareciendo pústulas en la piel (sexta plaga). El famoso "granizo con fuego" actualmente se denomina granizo volcánico, y se produce en las erupciones volcánicas: cuando la nube de cenizas alcanza la estratosfera se mezcla con la humedad y forma una piedra muy similar al granizo (séptima plaga). Esa nube de cenizas tan inmensa alcanzó Egipto y la sumió en tinieblas (octava plaga). El dióxido de carbono se filtró a la superficie y, dado que es más pesado que el aire, mataría a la gente que dormía por asfixia antes de disiparse en la atmósfera. Como los primogénitos de los egipcios gozaban de privilegios especiales por ser los herederos de todos los bienes de la familia, dormían en camas casi pegadas al suelo, mientras que el resto de la familia dormía en los segundos pisos. Así es que como fueron ellos los afectados (décima plaga).
Como digo, esto solamente son hipótesis, pero creo que es interesante conocerlas. Por supuesto, la interpretación de las plagas no se queda ahí. Hay muchas lecturas que hacer sobre ellas, a cual más interesante, pero la entrada ya ha quedado muy larga. Sí me gustaría, para terminar, dejaros con este cuadro. Si queréis, podéis dejarme a continuación vuestras reflexiones sobre ello:
Quisiera dejaros ahora con una de las mejores escenas de las películas de mi infancia: nueve de las diez plagas presentadas en la película El Príncipe de Egipto (1998). Muchas gracias por haberme acompañado en este artículo, no te olvides apuntarte a la web para recibir un aviso sobre los nuevos contenidos que vaya subiendo y, sobre todo, cuídate mucho y haz caso de las instrucciones de las autoridades sanitarias, por favor. Tengamos un poco de conciencia social, la salud es cosa de todos. Ultreia!
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