Hoy se produce en India uno de los acontecimientos más importantes de las últimas décadas: el primer ministro, Narendra Modi, inaugura un templo hindú en Ayodhya. Pero ¿por qué esto es relevante? Modi (n. 1950) es la cara visible del nacionalismo hindú, un movimiento político que sostiene que India es la tierra de los hindúes. Defiende una visión homogénea de la nación india: una lengua (hindi), una religión (hinduismo) y una tierra (el Indostán). En esta visión excluyente del nacionalismo hindú, la religión juega un papel central. Y en ese ámbito, los musulmanes son su principal enemigo. Pese a que el 80% de la población es hindú, la comunidad musulmana representa el 14% del total: India es el tercer país con más musulmanes del mundo.
Por eso, desde que Modi llegó al poder, los conflictos religiosos se han recrudecido, y uno de los más destacados ha sido el de Ayodhya: los hindúes consideran que en Ayodhya se encuentra el lugar de nacimiento de Rama, uno de los principales avatares del dios Vishnú y personaje fundamental de la mitología hindú. Sin embargo, desde el siglo XVI, en el lugar del nacimiento de Rama había una mezquita. Los hindúes afirman que antes de que el emperador mogol Babur impulsara la construcción del lugar de culto islámico, ese lugar había albergado centros de culto hindú dedicados a Rama.
Esto hizo que, en los años 80 del siglo pasado, el nacionalismo hindú promovió un movimiento para construir un santuario del hinduismo justo en el lugar en el que se levantaba la mezquita. Sí, exactamente lo mismo que ocurre en Israel con los judíos nacionalistas ortodoxos que quieren construir el Tercer Templo... en la actual explanada de las mezquitas, para lo que habría que derribar la mezquita de Al-Aqsa y la Cúpula de la Roca, lo que supondría un enorme conflicto religioso que traspasaría con mucho las fronteras de la región. Sin embargo, lo que no sucede en Jerusalén ocurrió en Ayodhya: en 1992, una turba de hindúes ultranacionalistas destruyó la mezquita. Este movimiento marcó un hito para el nacionalismo hindú, ya que supuso su ascenso político tras décadas de ostracismo y el fin de la hegemonía secular que había impuesto el Congreso Nacional Indio desde la independencia en 1947. Ya entonces, Modi era uno de sus militantes. Desde entonces, la construcción de este templo ha sido una prioridad para los nacionalistas hindúes, y en 2019 encontraron vía libre cuando el Tribunal Supremo indio autorizó la edificación. Un año más tarde, Modi ponía la primera piedra.
El templo de Rama es el símbolo del gran proyecto político nacionalista de Modi, que es construir un Estado hindú en la India, del mismo modo que Netanyahu y sus socios de gobierno quieren construir un Estado judío en Israel y Palestina. Sus seguidores lo ven como una recuperación de la identidad hindú oprimida durante el dominio secular. Además, este proyecto favorece que se produzcan acciones similares en otras zonas del país, con la comunidad islámica india como la perjudicada.
Pero este acontecimiento tiene también una lectura electoral: aunque el templo todavía no está acabado, este 2024 es año de elecciones en India, y Modi busca un masivo acto de precampaña que refuerce su elevada popularidad a pocos meses de los comicios. Además, Ayodhya está ubicada en Uttar Pradesh, el estado más poblado del país que se encuentra en el cinturón hindila zona geográfica en la que se habla esta lengua y el principal bastión electoral del nacionalismo hindú.
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