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Foto del escritorCésar R. Espinel

¿Y si lo que llamamos "Dios" fuera un lugar?

Esta pregunta me ha surgido hoy mientras profundizaba en el episodio conocido como "El sueño de Jacob". Me vais a permitir que os transcriba el pasaje entero, Génesis 28:10-22, porque creo que es importante atender a lo que vamos a hablar hoy, que será breve, no sólo de oídas o de recuerdos, sino con el texto delante y, si es posible, pronunciando cada palabra. Dice así.


10 Salió, pues, Jacob de Beerseba, y fue a Harán. 11 Y llegó a un cierto lugar, y durmió allí, porque el sol ya se había puesto; y tomó de las piedras de aquel paraje y puso a su cabecera, y se acostó en aquel lugar. 12 Y soñó: y he aquí una escalera que estaba apoyada en tierra , y su extremo tocaba en el cielo; y he aquí ángeles de Dios que subían y descendían por ella. 13 Y he aquí, Jehová estaba en lo alto de ella, el cual dijo: Yo soy Jehová, el Dios de Abraham tu padre, y el Dios de Isaac; la tierra en que estás acostado te la daré a ti y a tu descendencia. 14 Será tu descendencia como el polvo de la tierra, y te extenderás al occidente, al oriente, al norte y al sur; y todas las familias de la tierra serán benditas en ti y en tu simiente. 15 He aquí, yo estoy contigo, y te guardaré por dondequiera que fueres, y volveré a traerte a esta tierra; porque no te dejaré hasta que haya hecho lo que te he dicho. 16 Y despertó Jacob de su sueño, y dijo: Ciertamente Jehová está en este lugar, y yo no lo sabía. 17 Y tuvo miedo, y dijo: ¡Cuán terrible es este lugar! No es otra cosa que casa de Dios, y puerta del cielo. 18 Y se levantó Jacob de mañana, y tomó la piedra que había puesto de cabecera, y la alzó por señal, y derramó aceite encima de ella. 19 Y llamó el nombre de aquel lugar Betel, aunque Luz era el nombre de la ciudad primero. 20 E hizo Jacob voto, diciendo: Si fuere Dios conmigo, y me guardare en este viaje en que voy, y me diere pan para comer y vestido para vestir, 21 y si volviere en paz a casa de mi padre, Jehová será mi Dios. 22 Y esta piedra que he puesto por señal, será casa de Dios; y de todo lo que me dieres, el diezmo apartaré para ti.


Bien, vamos por partes, Después de esta extraordinaria visión Jacob bautiza ese lugar como Betel, que significa literalmente "Casa de Dios", aunque el propio texto nos dice que el nombre antiguo de ese sitio era Luz, que en hebreo significa "almendro". Y esto es muy interesante, porque los judíos (que son muy de establecer relaciones entre palabras) tienen, además de luz, otro término para decir "almendro": schaqédh, que literalmente significa "el que despierta", pues es uno de los primeros árboles en florecer tras el invierno. Qué interesante que Jacob despierte de un sueño donde Dios se le revela y renueva la Alianza con su familia en un lugar que se llama "el que despierta", ¿verdad? Pero la cosa no termina aquí. Veis que he marcado en negrita algunas expresiones del texto, concretamente en los versículos 11, 16, 17 y 19. Lo he hecho porque es extraño que hable de un lugar indeterminado, uno cualquiera. En el hebreo original, "lugar" es makom. Pero, ¿dónde está ese makom? El texto no lo dice, sólo habla de "cierto lugar".


A los judíos siempre les ha llamado la atención que, con lo llena de detalles geográficos que está la Torá, en este caso no desvele la ubicación. Así que el debate rabínico recogido en el Talmud aportó una muy interesante interpretación de este verso, que es la que quiero compartir con vosotros: ¿y si el makom que encontró Jacob no era un lugar físico? La tesis defiende que el patriarca llegó hasta la misma esencia de Dios. Los rabinos del Talmud explicaron esto diciendo que "Dios es el lugar del mundo, y el mundo no es su lugar". En otros términos, Dios no puede limitarse a un solo lugar, sino que trasciende el espacio, y por lo tanto se dice que todos podemos llegar a Él desde cualquier lugar. El makom de Jacob es, en efecto, "aquel lugar" (28:11), que son todos los lugares y a la vez ninguno de ellos. Es illo tempore, aquel tiempo. A aquel tiempo y a aquel lugar es al que llega Jacob y donde tiene su sueño: en la esencia de lo Absoluto.


De hecho, los judíos todavía utilizan para referirse a Dios el nombre de Ha-Makom, "el lugar", en sus oraciones. Este nombre busca captar la inmensidad eterna de Dios al tiempo que su cercanía íntima. Es algo hermoso considerar el Principio Supremo como el lugar donde todos los seres humanos pueden encontrarse. Es, para la tradición judía, nuestro verdadero hogar común.


Oh, y una cosa más. La piedra sobre la que reposa su cabeza Jacob también es importante: el betilo (que debe su nombre precisamente a Betel) quedó como señalización del lugar sagrado hasta que una leyenda medieval forjada por el israelismo británico (una doctrina cristiana fundamentalista que considera a los británicos como una de las tribus perdidas de Israel) la identificó como la piedra de Scone utilizada en la coronación de los reyes escoceses y, desde el siglo XVII, de los del Reino Unido. Actualmente esta piedra se encuentra en el castillo de Edimburgo y ha sido usada en cada coronación desde entonces, colocándose debajo del trono de la coronación que se custodia en la Abadía de Westminster de Londres.

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