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Foto del escritorCésar R. Espinel

Y su nombre era Judas

Actualizado: 10 sept 2021

Hoy, Miércoles Santo, se conmemora la conspiración de Judas con el Sanedrín para traicionar a Jesús por treinta monedas de plata, consagrándose así como uno de los personajes más odiados de la Historia. La animadversión hacia el personaje queda muy bien reflejado en una leyenda que recoge el obispo genovés Jacobo de la Vorágine en su Leyenda Dorada (siglo XIII) en el capítulo 45, dedicado a San Matías Apóstol. El obispo cuenta que Judas, mucho antes de traicionar a Cristo, cometió terribles crímenes (entre ellos fratricidio, parricidio e incesto), una mezcla entre Caín y Edipo. Todo empezó con Ciborea, la madre de Judas, que soñó que el hijo que iba a tener sería una amenaza para su pueblo, para su padre y para Dios mismo. Así, nada más nacer lo metió en una cesta y lo arrojó al mar. La corriente arrastró la cesta hasta la isla Iscariote, de donde Jacobo de la Vorágine pretende que venga su nombre. En realidad Judas nació en Queriot o Keriot, una ciudad de Judea, según se recoge en Josué 15:25. De hecho su sobrenombre, Iscariote, viene del hebreo ish Keriot, "hombre de Keriot". Pero, según el relato de la Leyenda Dorada, llegó a la isla Iscariote y en sus playas lo encontró la reina del lugar. Como no tenía hijos, adoptó al niño. Sin embargo, al poco tiempo quedó embarazada y dio a luz a un hermoso niño. El príncipe creció junto a Judas, que le maltrataba constantemente. Nuestro protagonista acabó por matar a su hermanastro y huyó a Jerusalén, donde se puso al servicio de Pilatos, gobernador de la provincia. A petición de éste, entró a robar unas manzanas al jardín del que era su verdadero padre, sin Judas saberlo. Pillado por el dueño, Judas le mató y se casó con la viuda de éste, es decir, con su propia madre Ciborea. Y cuando descubrió quién era él en realidad y lo que había hecho, intentó expiar su culpa convirtiéndose en un seguidor de Cristo y llegando a ser uno de los apóstoles. Pero, lejos de conseguirlo, acabaría traicionando a su maestro.


Esto odio a Judas se ha mantenido a lo largo de los siglos, y aún se mantiene vivo. Sin embargo, ya bien entrado el siglo XIX, algunos escritores quisieron realizar una posible reinvindicación del personaje, ya fuera por motivos filosóficos o por convicción sincera. Así surgieron obras como Las Memorias de Judas (1867) del periodista Ferdinando Petruccelli della Gatina, que como revolucionario y político italiano, presentó a Judas como el líder de la rebelión judía contra el Imperio romano. O el cuento de Jorge Luis Borges titulado Tres versiones de Judas (1944), en el que presenta a un teólogo presentando tres diferentes interpretaciones del personaje para finalizar con su propia teoría: que Dios encarnó en Judas y no en Jesús. También existe Judas Iscariote el calumniado (1955) de Juan Bosch, que revisa la tradición del personaje en los Evangelios y concluye que ha sido víctima de una mala interpretación. En el cine también han querido explorar distintas interpretaciones de Judas, como en El beso de Judas (1954) de Rafael Gil, Jesucristo Superstar (1973) de Norman Jewinson, La última tentación de Cristo (1988) de Martin Scorsese o María Magdalena (2018) de Garth Davis.


Pero el documento que más bien ha hecho a la figura de Judas es en realidad bastante más antiguo. En abril del 2006 se publica la traducción de un texto gnóstico titulado Evangelio de Judas y fechado entre los años 220 y 340. La revolución es total y despierta un renovado interés por el personaje. Según este texto, Judas Iscariote no habría sido un traidor, sino el mejor de los apóstoles de Jesús. Habría sido el propio Jesús quien le habría pedido a Judas que le entregara a los romanos para así cumplir la voluntad de Dios, pues Jesús sabía que sólo Judas le había comprendido y, por tanto, sólo él sería capaz de hacerlo. Hoy quiero explicar esto. De acuerdo a los evangelios canónicos, Judas fue el apóstol traidor que reveló a los miembros del Sanedrín el lugar donde podían capturar al maestro sin que sus seguidores interfiriesen, tal y como había anunciado Jesús durante la Última Cena (en Mateo 26:14-75 y en Lucas 22:20), donde se recoge el famoso "uno de vosotros me traicionará". Sin embargo, para los cristianos gnósticos, esa frase no fue una profecía acerca de la traición, sino una petición, un encargo. Y fue Judas quien lo cumplió.

¿Por qué iba Jesús a querer ser traicionado? No nos adelantemos. De acuerdo a los evangelios canónicos, sabemos muy poco sobre Judas. No se menciona sobre su llamada ni cuándo se unió a los apóstoles, pero el Juan (12:6) pone un antecedente importante de la felonía de Judas, ya que él era el tesorero y, según ese evangelio, Judas se apropiaba del dinero destinado a los pobres. Según los cuatro evangelios canónicos, Judas guió a los guardias hasta el monte de Getsemaní donde se encontraba orando Jesús, y le arrestaron cuando Judas besó su mejilla, indicando a los romanos quién era de entre todos los que allí se encontraban (Marcos 14:43-46). Y, también según Marcos, Jesús reprendió a los soldados diciendo: "¡Habéis salido a prenderme como contra un ladrón con espadas y palos! ¡Todos los días estaba con vosotros enseñando en el templo y no me prendisteis! ¡Pero es para que se cumplan las Escrituras!". ¿Qué quiso decir con esto? Para esta comunidad de cristianos gnósticos del siglo III-IV, estaba claro: Jesús tenía que ser arrestado, para poder pasar su Pasión y finalmente morir. Jesús deseaba pasar por ese tránsito, tenía que hacerlo. Y fue él mismo quien, en la Última Cena, encargó a Judas que llamase a los soldados. Al menos, eso es lo que dice el Evangelio de Judas. ¿Por qué tenía que morir Jesús? Es más, ¿por qué querría morir? Para estos gnósticos, la "traición" de Judas representaba un acto sagrado, ya que ayudaba a liberar del cuerpo el Espíritu Santo de Jesucristo. Para los autores del Evangelio de Judas, Jesucristo era espíritu encarnado, un fragmento de la Unidad Cósmica que había descendido a la Tierra para iluminar a los hombres con la Sabiduría. Jesús pasó tres años predicando en el mundo de los mortales... pero tarde o temprano tenía que volver a la Unidad, a ser uno con lo que él llamaba Abba, "Padre". El mundo sensible, nuestro mundo, no era su sitio natural; él no pertenecía a este mundo (de hecho, todo el gnosticismo rechaza el mundo material). Los episodios de la Pasión no son más que ritos de paso, necesarios para purificar su alma - o Espíritu Santo - y poder ascender de nuevo. Jesús le pide a Judas que le entregue a las autoridades romanas para poder purificarse y trascender hasta el Padre. Y Judas le obedece, como buen apóstol que era. De manera que el papel de Judas en toda esta historia es de lo más importante. Porque sólo con esa "traición" Jesús pudo morir, resucitar y trascender de nuevo a la Unidad, a su mundo de origen. Tal era la voluntad de Dios, y Judas fue agente de esa voluntad.

Esto suena como una tesis muy "elevada", pero es que es la de un evangelio gnóstico, para quienes el mundo material era deleznable. De manera que, según el Evangelio de Judas, éste no traicionó a Jesús sino que fue la llave para que Cristo pudiese regresar al lugar del que venía. Si Judas sólo estaba siguiendo las instrucciones de su maestro, entonces ¿por qué después se arrepintió de lo que había hecho y se ahorcó? Es una pregunta más que evidente. Pero, ¿realmente lo hizo? En Mateo (27:5) se dice simplemente que Judas"arrojando las piezas de plata en el Templo, salió, y fue y se ahorcó", mientras que en los Hechos de los Apóstoles (1:17-18) aparece recogido que Judas "era contado con nosotros, y tenía parte en este ministerio. Este, pues, con el salario de su iniquidad adquirió un campo, y cayendo de cabeza, se reventó por la mitad, y todas sus entrañas se derramaron." Y claro, tenemos un problema. ¿A qué se deben estas dos versiones de la muerte de Judas? ¿Cómo que reventó por medio y se derramaron las entrañas? ¿No se ahorcó simplemente, tal y como se mantiene en el inconsciente colectivo de la sociedad judeocristiana? Por esto existe una controversia sobre el final de Judas. Para conciliar ambos textos, se ha sugerido que cuando Judas se colgó, la cuerda se rompió, de modo que su cuerpo cayó y se reventó al golpear de cabeza contra el suelo. Sin embargo, para que esto pudiese haber ocurrido, Judas tendría que haberse "ahorcado" por los pies. Y en los evangelios nada hace pensar que hubiese ocurrido así.


La única manera de solucionar este problema de la incoherencia es saber de dónde tomaron sus relatos Mateo y Hechos. El autor de Mateo, anterior a Lucas, descubrió que Marcos (anterior a ambos) había dejado un importante vacío sobre el final de Judas, que él se encargó de llenar. Puesto que el autor de Mateo escribía para un público judío, para la muerte de Judas (ahorcado) se inspiró en la muerte de Ajitófel, consejero del rey David, según se recoge en 2 Samuel 17:23. En 16:23 el texto nos dice que "el consejo que daba Ajitófel en aquellos días era como si consultara la palabra de Dios". Pero cuando Absalón, el tercer hijo de David, inicia su revuelta, Ajitófel le da la espalda al rey y apoya a su hijo, que entra en Jerusalén proclamándose monarca. David huye de la ciudad y envía a su fiel amigo Jusai para que actúe de espía en la corte de Absalón como consejero. Cuando Ajitófel propone armar inmediatamente un ejército para ir tras David, Absalón parece complacido, pero finalmente decide consultar también a Jusai. Éste, alegando prudencia, dice que David es un gran militar y que no será fácil capturarle: mejor esperar a armar un gran ejército para caer sobre él con toda su furia y aniquilarle de un golpe. Absalón sigue el consejo de Jusai, lo que permite a David huir más lejos de Jerusalén. Y Ajitófel, al ver que sus consejos no han sido seguidos, se marcha a su Guiló natal y, tras poner sus asuntos en orden, se ahorca. Por su parte el autor de Hechos (el mismo que el de Lucas), que escribía para un público de origen gentil (no judío), se inspiró en el libro deuterocanónico (es decir, aceptados por la Iglesia Católica y Ortodoxa pero que no se encuentran en el canon de la Biblia hebrea) de Sabiduría 4,19 en el que se dice que a los malvados, cuando mueran, nadie les rendirá honores, siendo despreciados entre los muertos, y Dios les lanzará de cabeza y quedarán totalmente exterminados. De ahí que la muerte de Judas sea caer de cabeza y acabar con las entrañas desparramadas por el suelo. Como vemos, ambos relatos tienen su inspiración en el Antiguo Testamento.


Entonces, ¿cómo murió Judas? No se sabe. Tanto el relato de Mateo como el de los Hechos de los Apóstoles toman las versiones sobre su muerte de libros anteriores y de muertos anteriores. ¿Cuál fue entonces el verdadero final de Judas? El Evangelio de Judas tampoco lo dice, pero hay una última teoría al respecto. Que, por supuesto, no aparece en ninguno de los evangelios. Esta teoría aparece en la novela publicada precisamente en 2006 y titulada El Apóstol Número 13, de Michel Benoît, monje benedictino durante 22 años que preparó en Roma su doctorado en teología, trabajando en los archivos del Vaticano y especializándose en el cristianismo primitivo. Primero, el nombre de la novela y y el hecho de que fuera publicada el mismo año que el Evangelio de Judas ya resulta sugerente... más aún cuando en este Evangelio leemos que Jesús, presentado como alguien muy desenfadado, profetizó sobre Judas: "Tú serás el decimotercero, y serás maldito por generaciones, y vendrás para reinar sobre ellos." Casi nada. Esta preferencia por Judas se debe a que, para la comunidad gnóstica que redactó este evangelio, todos los demás apóstoles eran incapaces de entender a Jesús y éste a menudo se reía de su ignorancia y de sus malentendidos. Todos se molestan de que Jesús se burle de ellos, menos Judas, que dice: "Yo tengo conocimiento de quién eres tú y de dónde vienes. Tú vienes del inmortal reino de Barbelo." En las tradiciones gnósticas, Barbelo era el nombre que se le daba a la Madre Divina, a la Matriz universal. Es decir, Judas es el único que tiene la gnosis ("conocimiento", en griego), y por eso Jesús le promete la revelación de secretos "que están velados a todos los demás". Y Jesús también le dice: "Tú superarás a todos ellos, porque tú sacrificarás al hombre que me reviste."


El tema fundamental de la novela de Benoît es la división y luchas internas de las Iglesias después de la muerte de Jesús (la de Santiago en Jerusalén, la de Pedro en Roma...) y la existencia de un decimotercer apóstol, que en la novela no es Judas. Pero no quiero desvelar nada, por si decidís leer el libro si es que no lo habéis hecho y descubrir su apasionante historia vosotr@s mism@s. Lo que sí es reseñable para este artículo es la teoría que aparece en el libro sobre la muerte de Judas. Que Pedro era un hombre de carácter violento no lo niega nadie que haya leído la Biblia. Pero la explicación que da Benoît a ese carácter es que Pedro era un zelote. Los zelotes eran la cuarta rama (por así decirlo) del judaísmo de la época de Jesús, junto a saduceos, fariseos y esenios. Los zelotes eran los extremistas religiosos judíos en aquella época: reaccionarios y fundamentalistas, abogaban por la lucha a mano armada contra los romanos para expulsarlos de la Tierra Prometida. Y de hecho, uno de los apóstoles de Jesús, del que menos se sabe, es precisamente llamado Simón el zelote. Para Benoît, este Simón el zelote y Simón llamado Pedro eran la misma persona. El autor francés afirma en la novela que Pedro siempre llevaba consigo la sicca, una espada corta que utilizaban los llamados sicarii por los romanos, los más violentos de entre los zelotes, y de donde viene la palabra sicario. El escritor dice que fue con esa espada corta con la que cortó la oreja a Malco, sirviente del Sumo Sacerdote que colaboró en el arresto de Jesús. Este episodio aparece relatado en los cuatro evangelios, aunque sólo Juan 18:10-11 menciona el nombre de la víctima y revela la identidad del ejecutor: "Entonces Simón Pedro, que tenía una espada, la sacó e hirió al siervo del Sumo Sacerdote, y le cortó la oreja derecha. El siervo se llamaba Malco."


Pues bien, Benoît afirma también que Pedro, lejos de comprender la trascendencia que suponía la "traición" del apóstol, necesaria para liberar el Espíritu Santo de Jesús con su muerte, arrinconó a Judas y le mató con esa misma sicca, destripándole. Eso explicaría las entrañas de Judas desparramadas en el monte. Leyendo el Tanaj, el Antiguo Testamento, los Evangelios (canónicos y apócrifos) y El Apóstol Número 13, uno se da cuenta de que todavía hay muchas cosas que desconocemos de la historia sagrada, y que tal vez nunca sepamos. Que cada quien se quede, este Miércoles Santo, con la versión de Judas que más le guste. Muchas gracias por haberme acompañado un día más, nos leemos pronto. Ultreia!




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6 Comments


César R. Espinel
César R. Espinel
May 18, 2020

Jajajaja ¡es un mundo sin límites!

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ramasiraices
May 18, 2020

¡Vale! Me encanta... Cuánta riqueza... Se me está abriendo un mundo increíble con la mitología... ¡¡¡Gracias!!!

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César R. Espinel
César R. Espinel
May 18, 2020

¡Ah, entiendo! Bueno, puedes coger cualquier personaje heroico de la tradición mítica universal y seguro que, en la mayoría de los casos, encuentras ese rol. Por ejemplo, así a bote pronto, Gilgamesh tuvo a Enkidu, Aquiles tuvo a Patroclo, Rómulo tuvo a Remo, Rama tuvo a Hánuman y Moisés tuvo a Aarón. Es muy habitual encontrar esa figura de contraparte del héroe que le ayuda a superar uno o varios obstáculos, a mejorarse a sí mismo y que en la mayoría de los casos, en la tradición más occidental, está condenado a tarde o temprano desaparecer. Para otras ramas del cristianismo, el empuje a Jesús se lo dio Juan el Bautista, en lugar de Judas; pero la idea es la…

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ramasiraices
May 18, 2020

Más que a equivalencias con la figura de Judas en sí, me refiero a equivalencias con quién fue Judas para Cristo. Es decir, la parte que me interesa de Judas es el papel que tuvo en la Pasión: la visión gnóstica, ese elemento que empuja, posibilita o ayuda a transcender de un estado a otro.

Gracias por tu conocimiento y tu generosidad al compartirlo.

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César R. Espinel
César R. Espinel
May 18, 2020

Hola, Boudika, me alegro de encontrarte por aquí. Qué bien que hayas conectado con Judas, es un personaje muy rico en matices, como ves, y los cristianos gnósticos tenían clarísimo que es un personaje más que necesario. Respecto a lo que me preguntas de la mitología comparada respecto a Judas, desde luego que sí. En el momento en que, en 'La Leyenda Dorada', Jacobo de la Vorágine novela la vida del apóstol maldito, a través de Judas vemos comparecer la historia de Edipo. El Judas de Jacobo de la Vorágine soporta, como el Edipo de Sófocles, el peso de ser al mismo tiempo un marginado y un elegido. Como le sucede a Edipo, también la concepción de Judas se acompaña…

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