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Foto del escritorCésar R. Espinel

La influencia judía en el islam

Quienes me seguís en RRSS, ya sea en Youtube , ya sea en Tiktok o en ambas; sabéis que a lo largo de estos años he dedicado muchos de mis vídeos al islam. No sólo explicando conceptos de la tradición islámica, sino también cuestiones que considero importantes para entender la religión que más crece en el mundo y que en pocos años habrá superado al cristianismo como la religión con mayor número de seguidores (si es que no lo ha hecho ya). Siempre intentando enseñar, desde una perspectiva aconfesional, lo que creo que puede mejorar la comprensión y por tanto la convivencia.



Pero eso no implica faltar a la verdad. Y en muchos vídeos, y en el curso trimestral Hijos de Abraham también, explico cómo las doctrinas cristianas y judías orientales influyeron en el islam de la promulgación; y cómo Muhammad aprovechó muchas de sus enseñanzas, especialmente las judías, para desarrollar su propio movimiento. Como era de esperar, una ingente cantidad de musulmanes considera esto un insulto a la figura del Profeta, pues desde su perspectiva todo cuanto Muhammad hizo y dijo se basaba en una revelación directa de Dios (Al-lâh en árabe), no en un "copia-pega" de religiones anteriores.


No espero que estos musulmanes lo entiendan y mucho menos lo acepten, porque no me debo a ellos, sino a vosotros. Y por eso hoy quiero, en este artículo, tratar de explicaros la influencia del judaísmo sobre el islam; del mismo modo que en el artículo anterior lo hice con el cristianismo. Para muchos especialistas partidarios de la tendencia más tradicional dentro del judaísmo rabínico, la época del islam de la promulgación es el epílogo del rabinismo y su literatura. Para ellos, la construcción de éstos había terminado décadas antes de la irrupción de Muhammad en la esfera pública, por lo que no tiene mucho sentido estudiar el judaísmo de finales del siglo VI y principios del VII. Sin embargo, hay otra corriente de especialistas que defienden la posibilidad de estudiar el influjo del judaísmo sobre Muhammad y las primeras fases del islam (una corriente a la que me sumo, en caso contrario no estaría escribiendo esto). Y me sumo a ellos por una razón muy sencilla: hoy en día el consenso académico más o menos general acepta que no sólo algunos textos tardíos de la literatura rabínica fueron escritos bajo dominio islámico, sino que la redacción final del Talmud de Babilonia (el más completo y venerado) también habría que situarla entre los siglos VII y VIII, cuando las academias rabínicas de Sura y Pumbedita se habrían trasladado a Bagdada, por entonces capital del califato abasí. Desde este punto de vista, podemos pensar que también el Talmud en su fase final, a su vez, experimentó un el influjo de la floreciente cultura abasí.


Pero retrocedamos un poco en el tiempo. Mucho antes de Muhammad los judíos ya vivían en la Península Arábiga, y su religión atraía a muchas personas (en el siglo I estas personas eran llamadas "temerosos de Dios", a quien Pablo de Tarso dirigió su predicación). Incluso Dhu Nuwas, rey de Himyar muerto c. 525, se convirtió al judaísmo. También en la región de Hiyaz había numerosos judíos, así que Muhammad tuvo la oportunidad de encontrarse con muchos judíos durante su vida de comerciante, y de conocer la tradición judía. Aunque en en esos primeros años no parece haber dado muestras de especial influencia de la tendencia rabínica, sí fueron los judíos los objetivos de los primeros intentos de Muhammad por ganar adeptos. En gran medida se basó en la tradición bíblica para la configuración de su doctrina, que conectó también con algunas creencias cristianas orientales que imperaban por entonces en Arabia.



Muhammad entendió su mensaje como un regreso a la religión original de Abraham, y él mismo se veía como el último en una larga sucesión de profetas que se remontaba hasta el propio Adán. Tan solo la oposición judía a su proclamación desembocó en el rechazo del Profeta a los judíos, a quienes acusó de haber falseado la verdadera religión bíblica. Este rechazo se hizo cada vez más violento, apareciendo así las aleyas coránicas abiertamente anti-judías. Además, el hecho de que una de las tribus judías de Medina le traicionara ante los mecanos no ayudó precisamente a la reconciliación.


Todavía hoy se discute si en el islam predominó la herencia judía o cristiana y si determinadas costumbres, enseñanzas y tradiciones islámicas se remontan a influencias judías o cristianas, ya que también el cristianismo está marcado, lógicamente, por la herencia judía. Algunos «paralelos» del Corán con los textos rabínicos podrían ser casualidad y no deberse a una dependencia directa. Sin embargo, hay una gran cantidad de elementos que conectan claramente el Corán y la tradición islámica posterior con la tradición rabínica judía; un hecho incluso reconocido en varios comentarios medievales al Corán, donde no se refieren nunca a determinados escritos rabínicos, sino a la tradición judía en general. Conocemos esta tradición judía en su versión literaria a partir de los textos rabínicos, pero seguramente no solo fue característica de esta forma del judaísmo. Por eso, no es posible demostrar una dependencia directa del Corán de los textos rabínicos. Los paralelos entre judaísmo e islam afectan a los dogmas, la ley religiosa y los materiales narrativos.


Aunque no es este el espacio para entrar en detalles, algunos ejemplos bastarán para ilustrar esto. Según el Corán, la virtud consiste en creer «en Al-lâh, en el Último día, en los ángeles, en los Libros y en los profetas (...)» (2:177). El monoteísmo fue, sin duda, la herencia más importante de la religión bíblica (aunque en la propia Biblia se pasa del politeísmo al monoteísmo, pero para el siglo III a.e.c. el monoteísmo era incuestionable): la representación de este monoteísmo en el islam está más cerca de la expresión judía del mismo que de la concepción trinitaria cristiana. En cambio, el acento que pone esta aleya sobre el Último Día hace pensar, más bien, en una influencia cristiana. El tema de la resurrección es igual de importante para el judaísmo y el cristianismo, así que ahí bebe de ambos. Tampoco se puede encontrar de forma tan clara una derivación directa del judaísmo acerca de la concepción de los ángeles, pues los materiales judíos ya fueron revisados por el cristianismo antes de la aparición de Muhammad.


Sin embargo, el acento que el islam pone en la doble revelación tiene su origen muy claro en la misma concepción del judaísmo: la conexión de la Torá y el Corán con la Tradición, el hadiz islámico comparable a la Torá Oral del judaísmo. Si bien existe también esta dualidad en el cristianismo, pues es esencial en toda religión revelada, en ella no resulta tan central como en el judaísmo. También la importancia de la Ley religiosa relaciona el islam con el judaísmo, que tanto en un caso como en otro es muy amplia y no solo comprende lo que normalmente consideramos como «religión». Con frecuencia esta Ley se apoya explícitamente en el judaísmo, pero a menudo también se aleja de él expresamente. Un punto de contacto importante del islam con el judaísmo es el de las prescripciones alimenticias. Muhammad permitió a los creyentes comer de todo lo que Dios les regaló a los hombres, pero...


Se os prohibe comer la carne del animal que haya muerto de muerte natural, la sangre, la carne de cerdo y del animal que se sacrifique en nombre de otro que Al-lâh; no obstante quien se vea obligado a hacerlo en contra de su voluntad y sin buscar en ello un acto de desobediencia, no incurrirá en falta. Es cierto que Al-lâh es perdonador y compasivo.

Corán 2:173


Por supuesto, el judaísmo conoce todas estas prohibiciones. Según dice la tradición islámica, a los judíos les habrían sido impuestas por Dios prohibiciones adicionales como castigo, que, sin embargo, no tendrían ninguna validez para los creyentes. A pesar de este contraste consciente, se vuelve a acentuar esa unión entre ambos cuando a los musulmanes se les permite comer la carne inmolada por judíos.


Sin embargo, no sólo algunas leyes particulares en el islam tienen su origen en la tradición judía. Más bien se debe subrayar el significado de la Ley en sí misma, que se desarrolla según principios semejantes a los que se dan en el rabinato. De forma análoga al judaísmo, también en el islam el estudio de la Ley, de la sharía, se considera un acto religioso, una oración: en un caso y en otro se considera «santo» a quien se consagra por completo a su estudio.



El propio tema del estudio es un paralelo tan importante entre el islam y el judaísmo que un grupo de investigación de la Universidad de Goettingen, llamado EDRIS (Education and Religion from Early Imperial Roman Times to the Classical Period of Islam), se ha dedicado desde hace años y con mucho éxito a su estudio comparativo. En la tradición narrativa del Corán y en los textos posteriores existen numerosos paralelos con el midrás. Muhammad mismo conocía la Biblia de forma poco precisa: aunque nombra a muchas figuras bíblicas, la mayoría de las veces no están claramente perfiladas. A menudo modifica los nombres de personajes bíblicos a propósito, también confunde algunos y con frecuencia adapta con libertad los relatos bíblicos. Después de Muhammad se reunieron las leyendas judías (denominadas por los árabes israiliyyat) en comentarios al Corán, libros de historia y leyendas de los profetas. Muhammad conoce la tradición oral judía que cuenta que, cuando Abraham destruyó los ídolos de su padre, fue lanzado al horno de fuego y rescatado por Dios. El relato del fallido sacrificio de Isaac, padre de los judíos, se convierte en la tradición islámica (aunque no aparece explicitado en el Corán) en el de Ismael, padre de los árabes. Abraham también llega a ser con Ismael el fundador de la Kaaba, el santuario de La Meca, al igual que en la tradición judía fue construido el Templo de Jerusalén en el lugar del sacrificio de Isaac. Pero lo que más interés despierta es el relato sobre José, al que Muhammad dedica la duodécima sura; en la que re-elabora el relato bíblico con libertad, sin apenas influencia de la haggadá. Es difícil determinar de qué modo llegaron estas tradiciones judías al islam. En parte, ya eran conocidas en el entorno de Muhammad, otras llegaron a serlo gracias quizás a los cristianos sirios; pero probablemente un gran número de ellas las transmitieron los antiguos judíos que se habían convertido al islam.

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